El Papa elogió a las muchas consagradas que a lo largo de los siglos “no han dudado en correr riesgos y afrontar problemas” por “abrazar” los proyectos de Dios y responder “sí” a su llamada.
León XIV recibió esta mañana en audiencia a las monjas carmelitas descalzas de Tierra Santa y a las participantes en los capítulos generales de tres congregaciones femeninas: las Hermanas de Santa Catalina V. M., las Misioneras Salesianas de María Inmaculada y las Hermanas de San Pablo de Chartres.
El Santo Padre entroncó su reflexión con el pasaje del libro de los Proverbios que dice: “¿Quién hallará una mujer virtuosa? Su valor supera al de las perlas”.
Así, aseveró que sus historias ofrecen una respuesta a esta pregunta: “En ellas, de hecho, Dios ha encontrado no a una, sino a muchas mujeres fuertes y valientes”.
Durante el encuentro, celebrado en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico, el Santo Padre destacó la figura, entre otras, de Regina Protmann, fundadora de las Hermanas de Santa Catalina V. M; de María Gertrudis de la Preciosa Sangre, fundadora de las Misioneras Salesianas de María Inmaculada; de Marie-Anne de Tilly, cofundadora —con el P. Louis Chauvet— de las Hermanas de San Pablo de Chartres; y Santa Teresa de Ávila , reformadora del Carmelo, doctora de la Iglesia y maestra de vida espiritual.
Así destacó su compromiso en “arraigar y consolidar en las almas de los hermanos” el reino de Cristo, que ellas sintieron “ante todo vivo en ellas”, y a “expandirlo por toda la tierra”.