Norma Pérez, viuda desde hace 5 años, y Olga Pallares, desde hace dos, han experimentado el dolor punzante que provoca en las entrañas perder a un ser querido.
Amigas desde hace más de treinta años, han conseguido poner luz a algo tan oscuro como es la muerte de sus maridos. “Sé que está con Dios, sin sufrimiento, en un gozo que no es de este mundo”, afirma Norma a quien el duelo no la quebró por completo; al contrario, fortaleció su fe.
“Una parte de él ha quedado con nosotras"
Juntas participaron este lunes en el Jubileo de la Consolación para dar testimonio de que la muerte no tiene la última palabra. “Una parte de él ha quedado con nosotras. No nos quedamos vacías del todo. Las viudas nos quedamos llenas con la otra mitad de la otra persona que se ha ido”, explicó a ACI Prensa justo antes de participar en la Vigila con el Papa León XIV.
Se conocieron en Maranathá (en arameo, el Señor viene), un grupo de acompañamiento a jóvenes parejas en los cursos prematrimoniales. “Dábamos retiros para fortalecer a los matrimonios”, explica Norma.