León XIV predicó este miércoles sobre el amor maduro que permite, a imagen de Jesucristo en su Pasión, entregar la vida con libertad y así ofrecer un testimonio de esperanza aún en la hora más oscura de la humanidad.
El Pontífice basó su catequesis en el Evangelio según San Juan (Jn 18, 4-9) en el que, tras orar en el Huerto de los Olivos, Jesús se adelantó a los soldados que fueron a apresarlo y les dice “soy yo”, permitiendo que los demás quedaran libres y se cumpliera la promesa: “No he perdido a ninguno de los que me confiaste”.
El Papa compartió que el evangelista “no nos presenta a un Jesús asustado, que huye o se esconde. Al contrario, nos muestra a un hombre libre, que se adelanta y toma la palabra, afrontando con valentía la hora en la que puede manifestarse la luz del amor más grande”.
Jesús, que conoce las intenciones de los soldados y de quienes le envían, “decide no retroceder. Se entrega. No por debilidad, sino por amor. Un amor tan pleno, tan maduro, que no teme el rechazo. Jesús no es capturado: se deja capturar. No es víctima de un arresto, sino autor de un don”, explicó el Pontífice.
“En este gesto se encarna una esperanza de salvación para nuestra humanidad: saber que, incluso en la hora más oscura, se puede seguir siendo libre para amar hasta el final”, añadió.
El Papa León XIV expuso que con la expresión “soy yo”, que en la revelación bíblica evoca el nombre de Dios, “Jesús revela que la presencia de Dios se manifiesta precisamente allí donde la humanidad experimenta la injusticia, el miedo y la soledad. Precisamente allí, la luz verdadera está dispuesta a brillar sin temor a ser abrumada por el avance de las tinieblas”.