El Cardenal Anders Arborelius hizo un llamado enfático a la unidad en la Diócesis de Estocolmo (Suecia), aclarando el estatus canónico de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) y advirtiendo a los católicos suecos sobre decisiones que podrían socavar la comunión eclesial.
La declaración del cardenal, publicada el 15 de agosto en la solemnidad de la Asunción, respondió a la controversia generada tras actos episcopales realizados en la diócesis por el obispo Bernard Fellay, ex superior general de la FSSPX, sin el conocimiento ni consentimiento del obispo diocesano.
Según la aclaración oficial de la Diócesis de Estocolmo, el Obispo de Estocolmo es el único que ejerce supervisión sobre la vida litúrgica dentro de su jurisdicción, y ningún otro obispo puede realizar actos eclesiales en la diócesis sin su permiso, tal como lo exige el derecho canónico y las directrices de la Santa Sede. El comunicado señaló que Fellay había llevado a cabo funciones episcopales “sin el conocimiento de nuestro obispo”, un acto descrito como contrario al derecho canónico y causa de “división y discordia”, informó EWTN Noruega.
La diócesis dejó claro que la FSSPX no vive ni actúa en comunión con la Santa Sede, y que su estatus canónico sigue siendo incierto.
Los sacramentos recibidos de sacerdotes de la FSSPX fueron descritos como “válidos pero ilícitos” (válidos pero no permitidos), y se instó a los fieles a evitarlos.
La aclaración añadió que tales sacramentos no pueden ser registrados en los libros parroquiales —lo que afecta el acceso a certificados de bautismo o confirmación— y que a los sacerdotes de la FSSPX no se les permite celebrar Misa en ninguna parte de la diócesis.