Recientemente, Jelly Roll, un artista de country-pop que, antes de su carrera musical, estuvo encarcelado por consumo de drogas, señaló un doble arcoíris que apareció mientras cantaba su canción Hard Fought Hallelujah. El video fue compartido por Brandon Lake, un artista cristiano que coescribió la canción con Jelly Roll.
“¡No puedes decirme que eso no es Dios!”, dijo Jelly Roll a la multitud mientras las lágrimas comenzaban a correr por su rostro.
El momento se volvió viral, y muchos cristianos, católicos incluidos, comenzaron a notar cómo las referencias religiosas parecen estar apareciendo en canciones seculares y en conciertos, incluido el P. Damian Ference, vicario general de evangelización en la Diócesis de Cleveland.
Autodenominado entusiasta de los conciertos, el P. Ference notó la profesión de fe de Jelly Roll.
“Existe algún tipo de relación entre la música country y la música cristiana. Hay como una connaturalidad ahí; son casi como primos, pero incluso Snoop Dogg en Pascua estaba diciendo que Jesús ha resucitado de entre los muertos, o algo así en Instagram, y este tipo es realmente malhablado”, dijo el P. Ference al National Catholic Register. “El nombre de Jesús tiene poder, y creo que a veces la gente sólo quiere reclamar ese poder y decir su nombre”.
Sarah Kroger, artista de adoración católica radicada en Nashville, también ha notado que cada vez más artistas reconocen a Dios tanto en sus canciones como en los conciertos. Ella cree que esto proviene de que más personas buscan un significado más profundo en su vida.