“Esto es una yihad. No se trata de choques circunstanciales entre pueblos por la tierra o por los recursos naturales. Es un genocidio planificado”, afirma con contundencia el Obispo de Makurdi, Mons. Wilfred Anagbe.
El prelado aclara, en conversación con ACI Prensa, que la matanza perpetrada en un campo de refugiados la noche del 13 al 14 de junio en la que fueron brutalmente asesinadas 278 personas no es un ataque aislado, sino una estrategia clara para “acabar con los cristianos y conquistar el territorio”.
Los terroristas irrumpieron en plena noche mientras todos dormían. Allí se refugiaban decenas de familias desplazadas que fueron quemadas vivas, acuchilladas y acribilladas a balazos cuando pretendían huir.
“Muchas de las personas que vivían allí habían sido obligados a dejarlo todo más de dos o tres veces. Vinieron buscando refugio, confiando en la presencia de puestos de control militares, y aun así fueron masacrados, incluso en las cercanías de nuestras iglesias”, lamenta el obispo tras constatar que la violencia es constante.
Muchos de estos ataques son atribuidos a milicianos armados de etnia fulani, pastores musulmanes y nómadas, pero que en las últimas décadas han protagonizado ofensivas violentas.