5 de diciembre de 2025 Donar
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Acompañar el sufrimiento en Instagram: Incluso los no creyentes “descubren que la Palabra de Dios toca el corazón”

En el verano de 2019 nació su perfil en las redes sociales @Cambiandoelfoco que ella entiende, ante todo, como una “misión”./ Crédito: Cortesía de Marta Ruiz de Azcárate

Marta Ruiz de Azcárate nació con la rara capacidad de acompañar sin juzgar la fragilidad humana y de escudriñar el alma sin prejuicios. 

Con más de 43.000 seguidores en Instagram, esta enfermera, escritora, conferenciante y consejera católica sabe bien que no se puede vivir sin aceptar la vulnerabilidad humana. 

“Un católico puede llorar, puede sufrir, puede enfadarse incluso con Dios. Lo importante es no quedarse ahí. Dios nos permite transitar el dolor, no nos lo ahorra. Pero si atravesamos la Cruz con Él, después viene la Resurrección. Y la persona que ha transitado el sufrimiento, brilla con otra luz”, asegura en conversación con ACI Prensa a pocos días de su participación, junto a otros influencers, en el Jubileo de los Misioneros Digitales, programado el lunes y el martes de la semana que viene. 

La incursión de esta española —que forma parte de la Asociación internacional de counselors y psicólogos católicos (ICATC)— en las redes sociales fue casi accidental: “Yo ya acompañaba a personas en momentos muy duros, y fueron mis hermanas las que me dijeron que si no estaba en Instagram, no existía. Y fue el Señor quien me dijo: ‘Sí, entra por ahí’”. 

Así, en el verano de 2019 nació su perfil en las redes sociales @cambiando_el_foco que ella entiende, ante todo, como una “misión”. 

A su puerta llaman personas de todo tipo, afectadas por el dolor “que están atravesando sufrimiento profundo por duelos, divorcios, enfermedades y situaciones muy al límite”, declara.

Pero, ¿qué significa “cambiar el foco”? “Estamos enfocados hacia afuera, o hacia un vacío interior que nos deja más perdidos. Por lo tanto, cambiar el foco es aprender a ser quien soy, como Dios me ha pensado. No para resignarme, sino para colaborar con su plan y vivir en la verdad”, reseña.

Soledad, individualismo y autoexigencia llevada al extremo

Su diagnóstico social es que hay mucha “soledad” por el “individualismo exacerbado” y la autoexigencia llevada también al extremo.

“La gente está muy sobreexigida, pero el ser humano tiene unos límites que nos hacen humanos. Sin embargo, los mensajes que calan son del tipo: ‘querer es poder’ o ‘todo es cuestión de soñarlo’. Hay gente que siente que tiene que ser perfecta, llegar a todo y tener una vida estupenda, pero la vida real no es así y eso causa muchísimo dolor y frustración”, explica mientras se encuentra de misión con su marido y sus hijos en barrios pobres de Argentina.

Su voz resuena especialmente en un mundo hiperexigente que, según ella, ha olvidado los límites propios del ser humano y se ha inundado de propuestas burdas de la New Age: “Cuando proponen dejar la mente en blanco y no tener ningún pensamiento, es cierto que eso puede llevar un momento de relajación, pero no nos podemos vaciar de nosotros mismos porque eso también provoca mucho sufrimiento”.

En su perfil de Instagram ofrece píldoras breves de sabiduría diaria: vídeos breves sobre gestión emocional, escucha, duelo, libertad interior y autenticidad. Aunque deja claro que no quiere “vender consejos”. “No pretendo dar respuestas, sino ofrecer preguntas que abran el corazón”, enfatiza.

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“Rezo por cada persona que acompaño antes y después de cada sesión”

De hecho, su escucha es plena porque está llena de respeto y nace de su relación previa con Dios: “Rezo por cada persona que acompaño, antes y después de cada sesión, aunque no sean católicas. También voy a Misa diara. Es mi forma de centrarme”.

En su labor cotidiana, al lado de su comunidad digital, la experta une dos pilares: la inteligencia emocional y la espiritualidad. “Los católicos jugamos con cierta ventaja porque tenemos una trascendencia y bebemos de la fuente original que es Dios. Pero mi experiencia me ha demostrado que las demás personas, aunque sean ateas, llegan a esta misma conclusión. Y muchas veces, sin saberlo, incluso los que no son creyentes descubren que la palabra de Dios les toca el corazón”.

Y añade: “Al final el foco del sufrimiento es que no he aprendido a amarme y, por tanto, no aprendo a amar al otro y no dejo que el otro me ame. Por eso, después del proceso, una vez que la persona acaba de ordenar y de sanar esto, Dios se hace presente”.

No saben que es de la Biblia, pero les llega al alma”

Uno de los aspectos más sorprendentes de su testimonio es cómo la Palabra del Evangelio irrumpe en sus sesiones con naturalidad, sin forzar nada: simplemente permite que el Espíritu Santo hable. “A veces digo una frase del Evangelio sin nombrar la fuente, y la gente me dice: ‘Esa era la palabra que necesitaba’. No saben que es de la Biblia, pero les llega al alma. La Palabra de Dios es viva y eficaz”.

Su perfil en redes sociales es una invitación a vivir con hondura, sin dejar de mirar al cielo. Y a cambiar el foco, que, al final, no es otra cosa que dejarse mirar por Dios.

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