Escondida en una montaña rocosa en el sureste de Francia se encuentra una cueva formada por la erosión natural llamada La Sainte-Baume. Es uno de los sitios de peregrinación cristiana más antiguos del mundo, ya que se cree que es el lugar donde María Magdalena pasó los últimos 30 años de su vida.
Considerada por Santo Tomás de Aquino como la “Apóstol de los Apóstoles”, Santa María Magdalena es considerada por los dominicos como una patrona secundaria de su orden, que fue fundada en Toulouse (Francia). Apropiadamente, la cueva permanece bajo el cuidado de los frailes de la provincia de Toulouse.
Los dominicos tienen la tarea de acoger y evangelizar a los peregrinos que llegan a La Sainte-Baume. (La palabra “baume” proviene del provenzal “baumo”, que significa “cueva”). Los frailes, junto con el personal y los voluntarios, gestionan la hospedería ubicada junto al convento al pie de la montaña, justo debajo de la cueva.
“Algo llamativo sobre María Magdalena es cuántas personas diferentes se sienten atraídas por ella”, dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— por correo electrónico el hermano Vincent-Thomas Rist, fraile dominico de la provincia de Toulouse. “En La Sainte-Baume, recibimos un poco de todo: católicos ortodoxos convencionales, excursionistas de vacaciones, conversos del islam, religiosas en peregrinación, mujeres altas y rubias convencidas de ser reencarnaciones de María Magdalena, tradicionalistas, liberales e incluso jesuitas”.
“A veces vemos a un par de estadounidenses”, añadió. “¡Nos encantaría ver a algunos más!”.
Los frailes también organizan una variedad de retiros, incluyendo su “Session des bien-aimés” para familias con hijos discapacitados, especialmente aquellos con trisomía, y con la asociación “Mer de miséricorde” para mujeres que han perdido un hijo en el vientre, especialmente por aborto. También han llevado a cabo un programa llamado “École de vie”, donde jóvenes de unos 20 años pueden pasar unos meses sirviendo, rezando con los frailes y tomando cursos impartidos por ellos.