5 de diciembre de 2025 Donar
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Obispo de Constantina-Hipona: “Toda Argelia se estremeció cuando el Papa dijo: ‘Soy hijo de Agustín’”

El Papa León XIV nombró el 11 de julio a Mons. Michel Guillaud, del clero de Lyon (Francia), como nuevo Obispo de Hipona (Argelia), la sede de la que también fue obispo San Agustín/ Crédito: Cortesía Mons. Michel Guillaud

La Diócesis de Constantina-Hipona, ubicada en Argelia y sufragánea de la Arquidiócesis de Argel, lleva a gala haber tenido por obispo —nombrado en el año 395— a uno de los más ilustres doctores de la Iglesia: San Agustín de Hipona. 

Dotado de una ardiente inteligencia, convirtió a esta vibrante ciudad portuaria, enclavada en la costa de la actual Argelia, en un hervidero de debates teológicos que moldearon para siempre la Iglesia Católica. En esta diócesis San Agustín escribió algunas de sus obras capitales, como Las Confesiones y La Ciudad de Dios

Este es el fresco más antiguo que se conserva de San Agustín. Es del siglo VI y está en la basílica de San Juan de Letrán en Roma. Crédito: Wikipedia

La ciudad fue sitiada por los vándalos en el año 430, durante cuyo asedio murió el santo. La sede actual del obispado está en la ciudad de Annaba, cercana a la antigua Hipona. Es una de las cuatro circunscripciones eclesiásticas de Argelia  y fue erigida oficialmente el 25 de julio de 1866.

Tras más de un año vacante —desde la partida del anterior obispo, Mons. Nicolas Lhernould, nombrado Arzobispo de Túnez en abril de 2024— el Papa León XIV puso a Mons. Michel Guillaud al frente de la diócesis argelina. 

Para el prelado, San Agustín es una figura “viva” que hoy sigue hablando a todo el país. “Toda Argelia se estremeció cuando el Papa León XIV dijo: ‘Soy hijo de Agustín’. Incluso muchos se preguntaban: ‘¿Será argelino?’. Algunos hasta me dijeron: ‘Yo conocí a Mohamed Prévost, su abuelo’,” explica el obispo, bromeando.

Mons. Guillaud —que ha sido párroco en varias ciudades argelinas: Batna (2006–2014); Constantine (2014–2016) y Skikda (2016–actualidad), además de vicario general de la diócesis de Constantine (2020–2024)— no se considera un experto en San Agustín, pero reconoce que ofrece un modelo claro de vida y misión. 

“Es un infatigable buscador de la verdad. Aunque recibió una educación cristiana de su madre, eso no le bastó. Buscó otras respuestas por la vía filosófica, pero volvió a la fe con convicciones sólidas. Hoy, donde circulan tantas fake news y manipulaciones, la pasión de Agustín por la verdad es muy importante”, señala.

Como no podía ser de otra manera, las enseñanzas de San Agustín siguen resonando en la vida cotidiana de esta Iglesia pequeña y humilde, pero llena de vigor espiritual y deseo de comunión. En tiempos de división, el pastor de Hipona vuelve a hablar de la unidad.

Hacer prevalecer la misericordia sobre el rigorismo

“Cuando se convirtió en obispo en el año 395, la Iglesia estaba dividida por el cisma donatista. Los donatistas eran más numerosos que los católicos. Pero con teología, espiritualidad y misericordia, logró reunir a la Iglesia. Este esfuerzo por la unidad y por hacer prevalecer la misericordia sobre el rigorismo me parece fundamental en una sociedad marcada por la desconfianza y la polarización”, resume.

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Por otro lado, el también secretario general de la Conferencia Episcopal de la Región del Norte de África (CERNA), subraya el modo en el que, ya en el siglo V, San Agustín encarnó la fraternidad: “No vivía solo. Quiso vivir con sus hermanos sacerdotes. Eso fomentaba una vida sencilla, pura y no ociosa. Muchas congregaciones hoy siguen su regla. Me encanta ese llamado a la vida compartida entre quienes tienen una misión común”.

¿Un futuro viaje de León XIV a Argelia?

Tras su nombramiento Mons. Guillaud envió una carta al Papa León XIV en la que le agradeció la “confianza” y le envió una invitación a “peregrinar a Argelia tras las huellas de Agustín”. 

“Sé que las autoridades argelinas también le han hecho saber que sería bien recibido”, añade si bien precisa que, por el momento, no hay una confirmación oficial. El pontífice recibe el jueves en el Vaticano al presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, quien seguramente le extenderá una invitación oficial.

Una Iglesia pequeña pero vibrante

La comunidad católica de la diócesis de Constantine-Hipona, en Argelia, es una presencia exigua pero vibrante. “Es una presencia fraterna que se inserta en el mundo argelino musulmán. Crear lazos, reconocernos como hijos de Dios, llamados a testimoniar juntos su nombre, a vivir en la paz y el respeto mutuo. Esto lo que vivimos de forma habitual,” destaca el obispo.

El obispo celebra Misa en la Basílica de San Agustín. Crédito: Cortesía Mons. Guillaud

Pero no siempre fue así. Durante el periodo colonial francés (1830–1962), la Iglesia Católica considerablemente. Sin embargo, tras la independencia de Argelia en 1962, la mayoría de los católicos franceses se marcharon.

Según su sitio web, en 2019 contaba con aproximadamente 620 católicos, en su mayoría, por universitarios extranjeros provenientes del África subsahariana. “Representan quizá el 80% de nuestros fieles. Así que tenemos una Iglesia joven, formada sobre todo por estudiantes,” explica.

La diócesis de Constantine-Hipona representa a todo el noreste del país y engloba a siete ciudades: Annaba, Skikda, Bejaïa, Constantine, Sétif, Batna y Tébessa. Tal y como explica Mons. Guillaud, los católicos buscan ante todo vivir el Evangelio a través del servicio, la amistad y el diálogo.

Convivencia fraternal con los musulmanes, aunque con adaptaciones

Sin embargo, la convivencia con los musulmanes ha requerido cierta adaptación. “Por ejemplo, no celebramos la Misa dominical el domingo, porque es un día laborable. La celebramos el viernes o el sábado, cuando es día de descanso, porque si no, no vendría nadie”, asegura el prelado.

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En todo caso, el obispo insiste en que el diálogo con el islam no es una iniciativa esporádica, sino una realidad cotidiana. “Ocho o nueve de cada diez personas que entran en nuestras comunidades son musulmanes. Vienen a traernos un poco del cuscús que han preparado, a preguntarnos cómo estamos, a pedirnos ayuda, a compartir algo que llevan dentro. La gran mayoría de los que encontramos cada día son musulmanes,” explica.

Una apertura espiritual que marca profundamente la misión. “Los argelinos tienen una sensibilidad espiritual y religiosa muy fuerte. Es más agradable vivir aquí que en un país donde la religión está marginalizada. El diálogo interreligioso para nosotros es ante todo el del día a día,” subraya.

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