El P. Yusuf Asad, de 49 años, que desde hace seis años es el vice párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia, en Gaza, acababa de celebrar la Misa matutina cuando se produjo un estruendo. En torno a las 10:20 (hora local) un proyectil impactó contra el edificio.
“Cayó directamente sobre el techo. La explosión se produjo junto a la cruz de la Iglesia y pronto esparció metralla por el patio”, explica a ACI Prensa el director de Cáritas Jerusalén, Antón Asfar, que poco después del ataque recibió una llamada desde Gaza en la que le alertaron de lo ocurrido.
“Se nos aclaró después que en el momento del estallido había algunas personas en el patio exterior a pesar de que el P. Gabriele Romanelli, el párroco, les había advertido a todos de que permanecieran dentro”, detalla.
Y agrega todavía conmocionado: “Sin las alertas del P. Romanelli para que permanecieran en el interior, podríamos haber perdido a 50 o 60 personas. Hubiera sido una masacre”.
El edificio parroquial, único templo católico de la Franja de Gaza, incluye el templo, una escuela, un convento, un centro multifuncional y un edificio de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de la guerra entre Israel y Hamás, en octubre de 2023, se convirtió en un improvisado refugio para más de 500 desplazados.
La mayoría son cristianos ortodoxos, protestantes y católicos, pero también hay más de 50 niños musulmanes con discapacidades que viven allí junto a sus familias.