Lo que los esposos Luis y Celia Martin, padres de Santa Teresita del Niño Jesús, revelan al mundo es que centrar el matrimonio y la familia en Jesucristo produce frutos inconmensurables para la salvación de las almas.
Muchos ofrecen consejos sobre la crianza de los hijos. Abundan los recursos en línea y los libros que prometen conocer el secreto para educarlos bien. Pero, para los católicos, existe una guía incomparable: el testimonio de los santos. Ellos iluminan el camino que estamos llamados a recorrer y muestran lo que sucede en nuestro entorno cuando hacemos de Jesús el centro de nuestra vida.
Los santos Luis y Celia Martin tuvieron nueve hijos, de los cuales cuatro murieron en la infancia. Las cinco hijas que sobrevivieron abrazaron la vida religiosa e ingresaron a la Orden del Carmelo Descalzo. Observar su vida, sus palabras y acciones puede ayudar a cualquier padre o madre, sin importar la etapa de su camino.
¿Qué se necesita para ser padre o madre de una de las santas más queridas de la era moderna? ¿Cómo lograr que la fe esté tan viva en el hogar que todos los hijos consideren y abracen la vida consagrada? Los Martin muestran que poner a Cristo en el centro del matrimonio y de la familia transforma vidas y rinde frutos eternos.
Luis era relojero y joyero. Celia dirigía un negocio de encajes. Santa Teresita escribió sobre ellos: “El buen Dios me dio un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra”. Su ejemplo cotidiano marcó profundamente a Teresita y a sus hermanas, porque en medio de la vida ordinaria, les señalaban lo eterno.
Hay muchas lecciones que podemos aprender del matrimonio Martin, pero dos sobresalen con particular claridad: ser ejemplo de oración personal y depender radicalmente de Dios.