La Catedral de Notre-Dame de París se ha convertido en el monumento más visitado de Francia. Desde que reabrió sus puertas tras el devastador incendio, ha recibido a más de seis millones de personas.
El 5 de abril de 2019, la capital francesa fue testigo de una de las tragedias más devastadoras de su historia reciente. Su icónica catedral, símbolo religioso, arquitectónico y cultural que había resistido el paso de los siglos, se vio envuelta en llamas.
El fuego dejó a su paso incalculables pérdidas, incluida la icónica aguja situada sobre el crucero del templo. Aunque el altar mayor no sufrió daños y todas las obras de arte que custodiaba el templo, incluida la reliquia de la Corona de Espinas, fueron rescatadas y puestas a salvo.
Cinco años después, el 7 de diciembre de 2024, sus puertas volvieron a abrirse de par en par, marcando un nuevo comienzo para la iglesia restaurada. En aquella ocasión, el Papa Francisco se refirió a Notre-Dame como “una obra maestra de la fe y de la arquitectura cristianas”, al tiempo que afirmó que, con su reapertura, “la tristeza y el luto” dieron paso a la alegría.
Desde su reapertura, la afluencia de fieles y peregrinos a la catedral no ha cesado. Tan sólo un mes después de su inauguración, el templo había recibido ya 800.000 visitas, lo que equivale a cerca de 29.000 personas al día.
La cifra no ha dejado de crecer. Según un informe reciente, hasta el 30 de junio el número total de visitantes supera los seis millones, con una media diaria de aproximadamente 35.000 personas.