Una reliquia del Beato Sebastián de Aparicio, que llegó a ser considerado el “Ángel de México”, llegará a la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, donde podrá ser venerada del 18 al 21 de julio.
La reliquia que se podrá venerar es una cuerda de su hábito franciscano.
Sebastián de Aparicio nació en el poblado de La Gudiña, en Galicia (España), en 1502; y llegó a la Nueva España —el actual México— en busca de mejores oportunidades. Destacó como pionero en la construcción de caminos y carretas, facilitando el comercio y el desarrollo, y fue un defensor incansable de los indígenas y los pobres, a quienes enseñó técnicas agrícolas y ofreció protección.
Su vida estuvo marcada por la humildad, la caridad y una sorprendente relación con los animales, lo que le valió el apodo de “apaciguador de fieras”. Tras enviudar dos veces, sin tener hijos, renunció a su fortuna y se unió a los franciscanos (Orden de Frailes Menores), a los 72 años, como hermano lego, dedicando sus últimos años a la limosna y al servicio de los más necesitados, ganándose el cariño del pueblo.
Según recoge Franciscan Media, publicación de la Provincia franciscana de Nuestra Señora de Guadalupe (Estados Unidos, Puerto Rico, Jamaica y Cuba), la caridad del beato “le ganó el sobrenombre de ‘Ángel de México’”.