El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, recibió este domingo en el Fanar a algunos de los jóvenes participantes en la iniciativa Med25 - Bel Espoir (Bella Esperanza) encabezados por el Cardenal Jean-Marc Aveline, Arzobispo de Marsella (Francia).
El encuentro, que tuvo lugar en el Fanar, sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, tuvo lugar tras la divina liturgia celebrada en la Catedral ortodoxa de San Jorge, y congregó a peregrinos provenientes de diversas regiones del Mediterráneo.
Según informó Vatican News, en su discurso, Bartolomé recordó los hitos del diálogo entre la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica desde el histórico encuentro entre el patriarca Atenágoras y Pablo VI en Jerusalén (1964), pasando por los gestos de unidad con Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco y, más recientemente, con el Papa León XIV. “El futuro del cristianismo en este mundo fragmentado —afirmó— depende de nuestra capacidad de caminar, dar testimonio y servir juntos”.
“Vienen de las costas del Mediterráneo, un mar de luz, pero también de lágrimas”, constató el líder ortodoxo ante los jóvenes provenientes de distintos países, credos y lenguas, que llevan surcando el mar Mediterráneo desde el 1 de marzo.
Y añadió: “Han navegado por donde tantos hombres y mujeres perecieron con la esperanza de un futuro mejor… En este mar interior de nuestra humanidad se escribe hoy un nuevo capítulo en el diálogo entre los pueblos, entre las religiones y entre las generaciones”.
El patriarca subrayó también que el diálogo no es un lujo reservado a teólogos, sino un mandato evangélico esencial: “No tengan temor del prójimo, aunque rece de otra manera, aunque comprenda a Dios de otra manera, porque en cada persona habita una chispa divina”. Y añadió: “En un mundo lleno de tensiones, marcado por tantos conflictos —en Ucrania, en Tierra Santa, en Oriente Medio, en África—, su testimonio como jóvenes cristianos es aún más valioso”.