Los obispos católicos de Japón alzaron su voz contra el desarrollo y uso de armas nucleares, y señalaron que es un error creer que su posesión es un medio disuasivo para resolver los conflictos.
Los prelados manifestaron su oposición al uso bélico de la energía nuclear en su declaración sobre “la Abolición de las Armas Nucleares 2025”, que coincide con los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, conflicto que culminó luego del lanzamiento de dos bombas atómicas sobre territorio japonés.
El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos dejó caer sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki las bombas atómicas Little Boy y Fat Man para forzar la rendición militar de Japón. Se estima que fallecieron unas 214.000 personas, entre quienes perdieron la vida de forma inmediata y los que murieron posteriormente por las consecuencias de la radiación.
En su comunicado publicado el 20 de junio, los prelados nipones indican que al ser los pastores del único país “que sufrió bombardeos atómicos en tiempos de guerra”, llevan en sus corazones la historia y el dolor que han sufrido los sobrevivientes de las bombas atómicas y los ciudadanos de Hiroshima y Nagasaki.
“En Hiroshima y Nagasaki se perdieron muchas vidas en los bombardeos atómicos de 1945, y muchas personas aún viven con el sufrimiento y las secuelas de los bombardeos. Esta tragedia no debe repetirse”, expresan.
Por ello, los obispos japoneses indican que “el desarrollo, las pruebas, la producción, la posesión y el uso de armas nucleares son éticamente inaceptables”.