Cardenal sobre masacre en Damasco: En aquella iglesia “también nos mataron a nosotros”

Estas declaraciones se asemejan a las que ofreciera hace pocos días el patriarca de la Iglesia Maronita en el Líbano, Cardenal Bechara Boutros Raï, quien lamentó que los cristianos de Medio Oriente se vean obligados a abandonar la región, víctimas de la violencia y de la guerra.

Para el patriarca, la presencia cristiana en Medio Oriente es indispensable, porque favorece decisivamente “la formación de un islam moderado”.

“Lo ocurrido es horroroso y, por otra parte, ¿cómo sorprenderse de que en un contexto internacional como el actual se produzcan tragedias como la ocurrida el domingo en Damasco? Desgraciadamente, el riesgo es que ni siquiera podemos imaginar lo que puede ocurrir al día siguiente”, declaró el prefecto vaticano.

Para el Cardenal Gugerotti, el hecho de que el atentado haya sido en contra de una comunidad ortodoxa es debido a su importante presencia en Siria, especialmente en el barrio capitalino donde se ubica el templo. La masacre, dijo, afectó a todos los cristianos del país e incluso de la región.

Además, aseguró que la realidad de los cristianos de Medio Oriente “es una locura” y calificó como héroes a quienes deciden quedarse, esperando que aún se pueda lograr un “entendimiento”.

El prefecto advirtió que la persecución contra las comunidades de creyentes en Medio Oriente no se limita a cuestiones de la fe cristiana como doctrina, sino que responde a un rechazo más amplio hacia todo lo que representa la cultura occidental, incluso en sus formas laicas o ateas.

“Así pues, lo que sucede en un lugar circunscrito, en realidad se quisiera poder desencadenar a escala mundial. Parece el ensayo general de una guerra mundial con componentes de guerra religiosa”, dijo.

“Lo que estamos viviendo es para nosotros un duelo familiar. Los cristianos de Siria y de Oriente Medio son verdaderamente parte de nuestra familia. Se alimentan del mismo Cuerpo y Sangre del Señor, creen en el Dios encarnado, crucificado y resucitado, y por eso son nuestra carne”, añadió el cardenal.

A pesar de la violencia, ve un componente de esperanza en el futuro de la región, señalando que “Dios no abandonará a su pueblo, como nunca lo ha hecho en la guerra, nunca lo ha hecho en la historia, pero siempre ha habido una resurrección y también esta vez, no sabemos a qué precio, la resurrección estará ahí”.