El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés) presentó una demanda contra el estado de Washington por una reciente ley que obliga a los sacerdotes a violar el sigilo sacramental si se enteran de un caso de abuso infantil durante la confesión.
En un comunicado del 23 de junio, el DOJ sostuvo que la ley de Washington “viola el libre ejercicio de la religión de todos los católicos”.
“El sigilo de confidencialidad es... el alma misma de la confesión. Sin él, el libre ejercicio de la religión católica, es decir, las funciones apostólicas que realiza el sacerdote en beneficio de los fieles, no puede llevarse a cabo”, escribió el DOJ en su alegato.
El 3 de mayo, el gobernador de Washington, Bob Ferguson, firmó la ley SB 5375, que entrará en vigor el 27 de julio y exige a los sacerdotes denunciar casos de abuso infantil que conozcan en confesión. Sin embargo, exime de esta obligación a otros profesionales, como enfermeros y terapeutas.
Los sacerdotes que no denuncien lo escuchado en confesión podrían enfrentar hasta 364 días de cárcel y una multa de 5.000 dólares.
Ferguson, quien se identifica como católico, defendió la ley en mayo afirmando que está “muy familiarizado” con la confesión, pero consideró que se trata de “una legislación importante” para proteger a los niños.