Con motivo del Año Jubilar, los obispos de Cuba han publicado un mensaje en el que denuncian la grave realidad que sufre la isla y que “invade el alma” de sus habitantes, ocasionando que “el horizonte de la esperanza” se desdibuje y que la tristeza se apodere de los corazones de todos.
“Con desesperanza y sin alegría no hay futuro para ningún pueblo”, escribieron los obispos este 15 de junio. Aunque remarcan que “Jesucristo Resucitado es la fuente y la meta de la verdadera esperanza”, señalan que también “es deseable, legítimo, digno del hombre, que todo ser humano pueda vivir y trabajar en paz, realizar sus sueños personales y familiares, progresar integralmente cada vez más”.
En ese sentido, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) recordó que cuando las personas cuentan con esta posibilidad “es más fácil motivar la búsqueda y el esfuerzo del bien común”, que lamentablemente hoy en el país “parece cada vez más lejano”, especialmente de aquellos más vulnerables como pobres, ancianos, personas sin hogar, los hambrientos, los que están sumidos en adicciones y “los padres de familia agobiados por el futuro incierto que vislumbran para sus hijos”.
Todos ellos “carentes de amor y vaciados de esperanza”, lamenta la COCC.
Esta cotidianidad, que obliga a “la búsqueda afanosa de los bienes primarios”, contribuye a aumentar las tasas de emigración, que fragmenta a las familias cubanas, y fomenta “el desencanto y la apatía” de quienes permanecen en el país, “agobiados por la repetición de promesas que no se concretan nunca”.