El pasado 13 de mayo, Sor María Zhang Yue Chun hizo sus votos perpetuos en el convento de las agustinas recoletas en Vitigudino, en Salamanca (España). Su priora, Sor Berta, afirma que es “un ejemplo” para su comunidad.
Nacida en Shangqiu, en la provincia china de Henan, María vivía sin relación con el catolicismo. Estaba casada y se ocupaba como una buena madre de sus cinco hijos. La ayuda que le prestó una comunidad de agustinas recoletas de vida activa durante una grave enfermedad le abrió los ojos de la fe.
El 1 de julio de 2007, junto a sus cuatro hijas, recibió las aguas bautismales. Su esposo y su hijo siguieron sus pasos en la Navidad de ese año. Al año siguiente, María enviudó. Y sus hijas, poco a poco, se fueron integrando en una comunidad de religiosas agustinas, presentes en el país asiático desde 1931. El pasado 25 de abril, su único hijo fue ordenado sacerdote agustino.
Desde la muerte de su esposo, María sentía una llamada intensa a vivir su fe con mayor radicalidad como monja contemplativa. Sin embargo, en China las agustinas no tienen una comunidad de estas características.
Así, en 2015, María salió de su país natal dispuesta a cumplir la vocación a la que estaba siendo llamada. En este empeño le ayudó en especial una de sus hijas, que también forma parte de una comunidad agustina en España.