El P. Juan José Silvestre, liturgista de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, defiende la genuflexión (apoyar la rodilla derecha en el suelo) como una “expresión de una fe encarnada y consciente” y recuerda que este gesto es distinto a lo que se hace al rezar de rodillas.
“Una cosa es rezar de rodillas durante la consagración, por ejemplo, y otra es la genuflexión, que es un signo de adoración o veneración a la Eucaristía”, detalla el sacerdote, doctor en Sagrada Liturgia, en declaraciones a ACI Prensa.
“La genuflexión implica la rodilla derecha toque tierra, mientras que en la consagración estamos con las dos rodillas en tierra”, añade.
Oración de rodillas en la Biblia
El P. Silvestre constata cómo esta práctica está radicada en la Biblia: “Su origen más remoto es esa oración de rodillas que encontramos en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento”.
En este sentido, pone ejemplos como el de Jesús “en la oración en el Huerto de los Olivos”, en el que “San Lucas nos dice que el Señor rezaba arrodillado”, o el de San Esteban en los Hechos de los Apóstoles, quien “antes de ser martirizado, también está rezando de rodillas”.