Voces desde el corazón del Jubileo de la Familias: “Somos el espíritu vivo de la Iglesia”

“Nos sentimos como recién casados”

Adelaida y Francisco son otro matrimonio mexicano, proveniente de la Ntra. Sra. San Juan de los Lagos, León, Guajanto (México) que ha aprovechado el Jubileo para renovar sus votos matrimoniales en la ciudad italiana de Asís, después de 38 años de vida conyugal: “Nos sentimos como dos jovencitos. Porque ayer nos casamos de nuevo. Nos sentimos recién casados”.

Están completamente extasiados por la experiencia espiritual de la peregrinación y no dudan en compartir con los matrimonios jóvenes el secreto de su largo camino: “Compromiso, paciencia, tolerancia, prudencia… y perdón. También hay que saber perdonar, porque cometemos errores, y eso es recíproco”.

La joven María José Tamayo, llegada desde Ecuador, forma parte de un grupo de más de 30 peregrinos de diversas provincias del país. Para ella, esta experiencia tiene un profundo sentido eclesial: “Hemos venido a participar específicamente en el Jubileo de las Familias. Es una experiencia de la Iglesia como madre que nos ama a todos”, afirma justo antes de comenzar la peregrinación para atravesar la Puerta Santa por primera vez.

Con palabras sencillas, expresa una convicción que también es una llamada: “La familia lo es todo; es la célula de la sociedad y el espíritu vivo de la Iglesia”.

Otro de los grupos de peregrinos más numerosos llega desde Colombia. Son 36. El sacerdote redentorista, Euklides Medina Blanco, guía esta peregrinación organizada por el canal católico Teleamiga Internacional, que firmó un acuerdo con una agencia de viajes.  

“La idea es acompañar a las familias en este momento tan importante de su vida cristiana, de su vida de fe”, señala.

El grupo ha recorrido varios santuarios de Europa antes de llegar a Roma: Madrid, Zaragoza, Barcelona, Lourdes… y ahora, le toca al corazón del cristianismo.

“Muchos de ellos ya se han preparado espiritualmente en sus diócesis con la confesión y celebraciones. Lo que más ha impactado hasta ahora es la Catedral de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza: fue algo espectacular para muchos”, indicó el P. Medina.

Pero lo esencial del viaje, agregó el presbítero, es ver cómo las familias conservan la fe en medio de un mundo cada vez más secular: “El significado para mí como pastor es ver cómo las familias se unen en torno a Dios. A pesar de que el mundo se ha ido laicizando, hay muchas familias que viven su fe, que viven su encuentro con Jesús”.

En este sentido, quiere lanzar un mensaje sobre el reto más urgente que enfrentan las familias en Colombia, donde, según denuncia, se está tratando “de sacar a Dios de las instituciones, de los colegios, y decirle a los jóvenes que eso ya no vale”.

Así reivindica el valor de las personas mayores, otros de los protagonistas de este Jubileo, que “están luchando para que Dios siga en el corazón humano”. Como decía san Juan Pablo II, “el futuro de la humanidad se fragua en la familia”, remarca. 

En Roma, durante estos días, ese futuro late con fuerza en medio de las risas de los niños y oraciones murmuradas en múltiples idiomas. 

“No hemos venido de turismo”

Josué y Paola son un joven matrimonio de Castro-Urdiales, en el norte de España, que han llegado a Roma con sus hijos Manuela y Tomás, de tres años y un año, respectivamente. Viven la fe en una comunidad del Camino Neocatecumenal en Bilbao, y, aunque no es su primer viaje en familia, sí lo es como peregrinación religiosa.

“No teníamos muchas expectativas, pero sí mucha ilusión. Nuestra hija estaba muy emocionada. Decía en casa: ‘Vamos a Roma en avión, vamos a ver al Papa León’”, explica Paola tras detallar que siguieron el cónclave por televisión tras sentir con mucho dolor la muerte del Papa Francisco.

“Nos dio mucha pena. No nos esperábamos su fallecimiento tan repentino. Pero luego vino la emoción de ver al nuevo Papa”, manifiesta.

La llegada a Roma no ha sido sencilla. Han tenido problemas con las maletas y no ocultan que con los niños es muy fácil caer en el enfado. Sin embargo, algo cambió en sus corazones cuando se preguntaron por el verdadero propósito del viaje: “Hoy por la mañana rezamos las laudes y dijimos: ‘No hemos venido de turismo. Hemos venido a lo que hemos venido: a estar con el Señor’. Y desde ahí ha cambiado todo”, detalla Josué. 

"Y nos dijimos: ‘Vamos a centrarnos, a cambiar el chip’. Y eso es lo que nos ha ayudado a redescubrir el sentido de este viaje”, concluye.