Desde un trono portátil llevado a hombros por doce asistentes hasta automóviles eléctricos de última generación, los medios de transporte del Papa han evolucionado con el paso del tiempo, reflejando cambios en la Iglesia, la tecnología y el mundo.
Durante siglos, los pontífices usaron la “sedia” (silla) gestatoria, una especie de trono ceremonial usado para eventos solemnes, que estaba adornado con abanicos de plumas y cargado por hombres durante actos solemnes. El último en usar una silla gestatoria fue Juan Pablo I.
Para recorridos más extensos, los pontífices usaron carruajes tirados por caballos.
El más antiguo del que se tiene registro, según el sitio web del Museo Vaticano, es la Berlina de Gran Gala, construida en 1826 para el Papa León XII. Este carruaje estaba coronado por un baldaquino decorado con una paloma, en representación del Espíritu Santo.
El Museo Vaticano conserva en su Pabellón de las Carrozas al menos cinco carruajes más, entre ellos el Landau Pontificio, que podía abrirse para permitir al Papa saludar a los fieles durante sus recorridos. Fue utilizado por León XIII y Pío XI.