León también es el nombre de uno de los Papas más reconocidos de la historia, León I (440-461), conocido como León Magno, quien aumentó el prestigio y la autoridad papal y se le atribuye ampliamente el haber salvado Roma de Atila el Huno.
Si León no resulta viable, el siguiente nombre más reciente es Clemente, aunque ha pasado mucho tiempo. El último, Clemente XIV, suprimió a los Jesuitas en 1773.
Eso fue hace más de 250 años. Pero buscar un nombre antiguo podría ser buena idea, según el jesuita Thomas Worcester, profesor de Historia en la Fordham University.
“Me alegraría ver que el nuevo nombre remonte a uno que no se ha usado en mucho tiempo”, dijo Worcester al Register, citando León y Clemente como posibilidades.
“Diría que León es el más probable si retrocedes más de cien años”, añadió en entrevista telefónica.
Ir más atrás en la historia, sin embargo, complica las cosas. Nombres como Inocencio, Alejandro y Urbano evocan Papas cuyo legado podría no resistir el escrutinio moderno.
Por otro lado, el nuevo Papa podría corregir una curiosidad numérica: ha habido cinco Papas llamados Sixto — incluyendo el más reciente, Sixto V (1585-1590) —, pero nunca un Sixto Sexto.
¿Y un nombre completamente nuevo?
En agosto de 1978, el Beato Juan Pablo I hizo algo nuevo al combinar dos nombres para su nombre papal, elección que su sucesor, Juan Pablo II, repitió 51 días después.
En 2013, el Papa Francisco eligió un nombre nunca antes usado, el primero en más de 1.100 años, desde el Papa Landón, en 913.
¿Podría el sucesor de Francisco elegir también un nombre inédito?
Hay muchas opciones, incluyendo varias que, sorprendentemente, nunca han sido elegidas por ninguno de los 266 Papas hasta la fecha.
“Es sorprendente la cantidad de nombres que no se han usado”, dijo Dwight Duncan, canonista y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Massachusetts, en entrevista telefónica.
Mencionó a los evangelistas Mateo y Lucas, así como a Lorenzo —el diácono mártir del siglo III—, que inspiró a un antipapa pero no a un Papa real.
“Me gustaría ver un nombre aún no usado, como José”, dijo Duncan, refiriéndose al esposo de María, padre adoptivo de Jesús y patrono de la Iglesia Universal.
“Creo que Felipe sería muy bueno”, añadió, “porque Felipe Neri es el apóstol de Roma durante el Renacimiento y la Reforma”, refiriéndose al sacerdote del siglo XVI que fundó la Congregación del Oratorio.
Felipe también es el nombre de dos figuras del Nuevo Testamento: el apóstol Felipe, que lleva a Natanael a Jesús en Juan 1,44-46 (“Ven y verás”), y el diácono y evangelista Felipe, que bautiza al eunuco etíope en Hechos 8,26-39.
Park sugirió Óscar, por San Óscar Romero, el arzobispo salvadoreño asesinado en 1980 y canonizado por Francisco en 2018, así como Lucas.
“Papa Lucas sería un primero y un llamado a las enseñanzas de perdón y amor de Jesús en el Evangelio de Lucas (Hijo Pródigo, el Buen Samaritano)”, dijo Park por correo electrónico, “y podría enviar un mensaje sobre la centralidad y dignidad de la mujer en la Iglesia”.
O quizá el nuevo Papa elija Domingo, por Santo Domingo, contemporáneo de San Francisco y fundador de la otra orden mendicante del siglo XIII, posibilidad mencionada por Toby Osborne, profesor de Historia Europea en la Durham University, Inglaterra.
Osborne también señaló que varios Padres de la Iglesia nunca han sido elegidos como nombres papales. Nunca ha habido un Papa llamado Agustín, Jerónimo, Ambrosio, Ignacio, Ireneo, Cirilo, Policarpo, Cipriano, Isidoro, Justino, Basilio, Antonio o Atanasio, por ejemplo.
Elegir un nombre inédito podría ayudar al nuevo Papa a evitar ser encasillado.
“O te encasillarán con un santo, en vez de con un político clerical”, dijo Duncan.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
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