El Papa Francisco reflexionó sobre la vocación de cada bautizado, no sólo a la vida consagrada; y alentó a no tener miedo y abandonarse a la voluntad de Dios, en su mensaje al Congreso Nacional de Vocaciones que se realiza en Madrid del 7 al 9 de febrero.
“Pidamos hermanos en este Congreso de Vocaciones una mirada capaz de percibir la necesidad del hermano, no en abstracto, sino en lo concreto de unos ojos que se clavan en nosotros como los del paralítico del templo”, señaló el Santo Padre en su mensaje al congreso vocacional que reúne a más de 3.000 personas y que tiene como lema “¿Para quién soy? Asamblea de llamados para la misión”.
El lema está tomado de la exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, que el Papa Francisco publicó en 2019 sobre los jóvenes y la vocación. En ese sentido el Pontífice alentó a los participantes del congreso a que “en la oficina, en la familia, en el apostolado, en el servicio, lleven a Dios allí donde Él los envíe, esa es nuestra vocación”.
“Con la pregunta ‘¿para quién soy?’, nos introducimos en el misterio de Dios y de su proyecto sobre nosotros, pero no tengan miedo y abandónense a la voluntad divina, el Espíritu los sorprenderá a cada paso, haciéndoles bajar del tren de la vida, como a Santa Teresa de Calcuta”.
De ese modo, continuó el Papa, podrán “reducir las distancias que los separan de Dios y del hermano, para cambiar sus rumbos y encontrar a Jesús en el abrazo de aquel al que son enviados”.
En su mensaje, el Santo Padre recordó la escena del joven rico, que se aleja entristecido porque no es capaz de dejarlo todo para seguir a Jesús, quien en su respuesta, permite comprender que “siempre nos faltará algo muy simple, el don total de nosotros mismos, el seguir a Jesús en la prueba del amor más grande”, un llamado “dirigido a cada uno de nosotros”.