El Vaticano publica guía pastoral sobre la riqueza de las iglesias cristianas orientales

De esta parte del documento se desprende que la Iglesia romana “ha estado fuertemente habitada por comunidades orientales que han conservado durante mucho tiempo su propia especificidad”. En concreto, el Cardenal Gurgerotti aportó datos curiosos como la existencia de “once Papas griegos y casi una docena siriacos”, lo que prueba que “no se trataba de una presencia marginal”.

“Roma, caput mundi, era también una ciudad en la que los orientales se identificaban como integrados en su estructura, y no simplemente como pequeñas comunidades emigrantes”, explicó.

La guía pastoral también contempla indicaciones concretas para que las Iglesias vivan este tiempo de gracia “con conciencia y valentía y sean así testigos creíbles de la esperanza”, manifestó el Cardenal Gurgerotti.

Además, destacó que este documento también es útil para los occidentales para

“comprender que existen formas muy antiguas de expresión del cristianismo, de la época del propio Cristo (…) que constituyen la unidad en la diversidad de la identidad cristiana”.

De esta manera, subrayó que el cristianismo no es una realidad “monolítica”.

“Lo vimos también en el reciente Sínodo (de los obispos) una realidad plural en la que podemos incluso no entendernos, no por mala voluntad sino por raíces diferentes. Estar juntos, intercambiar las peculiaridades de cada uno, fue uno de los grandes descubrimientos del Sínodo”, refirió.

En su opinión, no se conoce suficientemente el patrimonio artístico y cultural de las Iglesias orientales. “Hace décadas, un documento de la entonces Congregación para la Educación Católica prescribía que en todos los seminarios latinos se impartiera una enseñanza sobre las Iglesias orientales. Pero probablemente sea uno de los documentos más ignorados de los muchos que ha elaborado la Santa Sede”, enfatizó.

Para suplir este desconocimiento la nueva guía pastoral propone itinerarios de peregrinación para conocer mejor las huellas de la presencia oriental en Roma. 

Así, propuso un elenco con los lugares sagrados orientales más significativos como, por ejemplo, la iglesia de S. María en Cosmedin, que gestiona la Iglesia greco-melquita y donde la liturgia es griego y algunas pequeñas partes en árabe.

Gurgerotti evidenció que aunque se conozcan poco existen “numerosos colegios habitados por seminaristas orientales (para rumanos, ucranianos, bizantinos en general, griegos, armenios, siro-malabares y siro-malankares, maronitas...)”.

Por otro lado, explicó que para las monjas orientales que estudian en Roma, se creó hace unos años un colegio especial. “Después se confiaron o construyeron varios lugares de culto para los católicos orientales y también para los ortodoxos orientales”, concluyó.