El Patriarcado Latino de Jerusalén (LPJ, por sus siglas en inglés) emitió una declaración sobre el “ciclo de violencia que ha matado a numerosos palestinos e israelíes”, el cual estalló en Tierra Santa tras el ataque de Hamás a Israel el sábado 7 de octubre.
El LPJ es una circunscripción eclesiástica de la Iglesia Católica en Tierra Santa cuyo territorio incluye Chipre, Jordania, Israel y Palestina. Lo conforman seis vicariatos que actúan en diferentes campos para apoyar a las comunidades cristianas de estos países.
“La operación lanzada desde Gaza y la reacción del ejército israelí nos están devolviendo a los peores momentos de nuestra historia reciente”, afirma el comunicado. Y añade: “Las demasiadas víctimas y tragedias que tienen que afrontar tanto las familias palestinas como las israelíes, crearán más odio y división y destruirán cada vez más cualquier perspectiva de estabilidad”.
Asimismo, el LPJ llama a la comunidad internacional y a los líderes religiosos y políticos de todo el mundo a “hacer todos los esfuerzos posibles” para desescalar la situación y proteger los derechos fundamentales de todas las personas que viven en la región.
De igual forma, pide a ambos bandos evitar las declaraciones unilaterales sobre el estatus de los Lugares Sagrados, porque “alimentan el odio y el extremismo”. Señalan que “es importante preservar el Status Quo en todos los Lugares Santos de Tierra Santa y en Jerusalén en particular”.
El LPJ se refiere asimismo al “derramamiento de sangre” de este fin de semana en Israel y Palestina, indicando que es una razón más para “encontrar una solución duradera y amplia al conflicto palestino-israelí en esta tierra, que está llamada a ser una tierra de justicia, paz y reconciliación entre los pueblos”.
Las Iglesias cristianas de Jerusalén unidas contra la violencia
En otro comunicado, publicado el 7 de octubre, los Patriarcas y los líderes de las Iglesias de Jerusalén “se unieron en un llamado a la paz y a la justicia en medio de la violencia que se desarrolla”.
“Tierra Santa, un lugar sagrado para millones alrededor del mundo, se encuentra actualmente sumido en la violencia y en el sufrimiento debido a un prolongado conflicto político y la lamentable ausencia de justicia y respeto por los derechos humanos”, escribieron las cabezas de las Iglesias en Jerusalén en la página web oficial del LPJ.
Asimismo, afirmaron que la fe cristiana les obliga a abogar por el fin de la violencia y las actividades militares que hieren a los pueblos de Israel y Palestina por igual.
“Inequívocamente condenamos cualquier hecho violento dirigido contra civiles, sin importar su nacionalidad, etnia o credo. Estas acciones van en contra de los principios fundamentales de la humanidad y de las enseñanzas de Cristo, quien nos imploró 'amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos' (Marcos 12,31)”.
Finalmente, los Patriarcas recordaron las palabras de San Pablo: “Pues Dios no es un Dios de confusión, sino de paz (1 Corintios 14,33)”, y pidieron a todos los actores que “trabajen incansablemente para poner fin a la violencia y establecer una paz duradera, que permita que Tierra Santa sea un faro de esperanza, fe y amor por todos”.
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