Un grupo de sacerdotes de la Diócesis de Linares, en la región del Maule (Chile), puso manos a la obra para ayudar a las comunidades de la precordillera que resultaron más afectadas por las crecidas de los ríos y esteros que se registraron a fines de junio.

Desde los primeros días de la emergencia climática, el sacerdote salesiano Bernardo Benegas, junto con el P. Alex Troncoso, el P. Julio Campos, el equipo sacerdotal franciscano de Parral, así como religiosas y religiosos del lugar, vienen recibiendo los aportes de la comunidad y organizando la ayuda.

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Desde entonces han cargado en sus hombros carbón, bidones con agua, ropa y alimentos, recibidos de tantos hermanos que brindaron sus donaciones en todo el país.

Las donaciones se destinan principalmente a las comunidades del Cajón Achibueno y Ancoa, que fueron las más damnificadas por el desastre.

La comunidad católica de la región del Maule es sólo un ejemplo de los muchos otros sacerdotes, religiosos y religiosas que, en silencio y junto a grupos de voluntarios, acercan ayuda a las comunidades de la precordillera de Linares y riberas del Perquilauquén en Parral.

A casi un mes del desborde del río Maule, la ayuda comienza a escasear y los canales de televisión ya no muestran la situación que viven las familias. Es en este momento en el que la presencia resulta más valiosa para poder volver a la normalidad.

El equipo de sacerdotes lamenta no poder solucionar los problemas de aislamiento, frío y soledad que la gente está viviendo. Sin embargo, valoran que al menos pueden "llevar un poco de esperanza, un poco de abrigo, un poco de compañía y el cariño de tanta gente que grano a grano va sumando su ayuda".

Miles de personas debieron ser evacuadas a fines de junio a causa de la crecida del río Maule, provocada por las lluvias que azotaron el sur de Chile.

Dos muertos y casi 10.000 personas aisladas fue el saldo que dejaron las peores precipitaciones de los últimos 30 años en la zona.

El temporal provocó el desborde de los dos ríos principales de Santiago, el Mapocho y el Maipo, y luego avanzó hacia el sur, donde causó inundaciones en varias localidades.

En muy pocas horas, las intensas lluvias se concentraron especialmente en la cordillera y la precordillera de Los Andes, donde habitualmente cae nieve. Ello provocó una gran erosión de los cerros y, en consecuencia, el rápido aumento de los caudales de los ríos.

En las cercanías de la ribera del río Maule, que durante el temporal duplicó su caudal, fueron evacuadas cerca de 2.000 personas.