Al concluir su 106 Asamblea Plenaria, la Conferencia Episcopal de Costa Rica expresó su apoyo a que en el Estado "prime la sana laicidad y se respete y valore la presencia del factor religioso en la sociedad", asegurando además que "María es de Costa Rica y Costa Rica es de María".

En su mensaje conclusivo del evento, realizado entre el 4 y 9 de agosto, respondieron a la manipulación mediática de la Consagración de los representantes de los tres poderes del Estado realizada el 2 de agosto, fiesta de la Virgen de los Ángeles.

Ese día, la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, el presidente de la Asamblea Legislativa, Luis Fernando Mendoza, y la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Zarela Villanueva, se consagraron a ellos, sus familias y a sus instituciones "al amor y protección de Dios todopoderoso a través de la intercesión de María nuestra señora, la reina de los Ángeles".

"Al hacer esta consagración, le pido perdón a Dios por todas las transgresiones que se hayan hecho en el pasado en nuestra patria y por todas aquellas decisiones que se hayan tomado estando en contra de sus mandamientos", pronunciaron las tres autoridades costarricenses.

Los Obispos subrayaron que "si bien lamentamos que la forma y el fondo de dicha consagración suscitaran polémica y confusión en algunos sectores sociales y políticos, la misma no compromete ni condiciona la proyección pública de los Presidentes de los Supremos Poderes de la República ni de los funcionarios de estas instancias".

"Tampoco se ha puesto en riesgo, bajo ninguna circunstancia, la necesaria autonomía entre el Estado y la Iglesia Católica", aseguraron.

Por el contrario, explicaron los Prelados, "en sintonía con el Papa Francisco, los obispos nos hemos manifestado a favor de un Estado en el que prime la sana laicidad y se respete y valore la presencia del factor religioso en la sociedad".

El evento, que reunió a miles de devotos de la Virgen María, venerada bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, "muy lejos de constituirse en un 'acto reivindicativo' del 'poder' de la Iglesia, este fue un gesto con carácter estrictamente espiritual".

Con sus consagraciones, indicaron, "los titulares de los poderes públicos y los pastores de la Iglesia aceptamos que, como seres humanos, cometemos errores, faltando a los valores que dan sentido a nuestra convivencia social y reconociendo que, sin la presencia de Dios en nuestras vidas, no se pueden enfrentar las vicisitudes del diario existir".

Los Obispos de Costa Rica también reflexionaron en su comunicado sobre "los jóvenes y el Papa", recordando que a ellos, de forma particular, "el Santo Padre nos encomienda  dedicar tiempo para estar entre los jóvenes, escucharlos y acompañarlos, con la certeza de que ellos constituyen un potencial de primer orden para la nueva evangelización".

Los Prelados aseguraron además que "no hay lugar para el pesimismo en las mentes y en los corazones de aquellos que saben que su Señor ha vencido a la muerte y que su Espíritu actúa con fuerza en la historia".

"Nuestra Iglesia está viva y afronta los desafíos de la historia con la fortaleza de la fe y del testimonio de tantos hijos suyos".

Los Obispos afirmaron además su "esperanza en Jesucristo. En su nombre y confiando en su Palabra echaremos las redes,  seguros de que nuestros empeños están en sus manos".

"Nos encomendamos a Santa  María, Nuestra Señora de los Ángeles para que, con su maternal protección,  nos oriente y acompañe en nuestro servicio al Pueblo de Dios", concluyeron.