En su último día en el Líbano, el Papa Benedicto XVI presidió una Misa en el City Center Waterfront de Beirut en la que reafirmó el papel de la Iglesia como servidora de la paz, especialmente en países convulsionados por la violencia como Siria y otras zonas de Medio Oriente.
"La vocación de la Iglesia y del cristiano es servir, como el Señor mismo lo ha hecho, gratuitamente y a todos, sin distinción. Por tanto, en un mundo donde la violencia no cesa de extender su rastro de muerte y destrucción, servir a la justicia y la paz es una urgencia, para comprometerse en aras de una sociedad fraterna, para fomentar la comunión", expresó el Papa ante los Patriarcas Católicos de Oriente Medio, los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Turquía e Irán y unos 300 mil fieles.
Ante unos 300.000 fieles congregados, el Santo Padre aseguró que "Cristo servidor está cercano a todos los que sufren. Él está a vuestro lado".