El Papa Francisco tuvo este 17 de mayo el último encuentro con los obispos de Chile para tratar los casos de abusos sexuales, y les entregó una carta para agradecerles su disponibilidad para "colaborar en todos aquellos cambios y resoluciones que tendremos que implementar en el corto, mediano y largo plazo, necesarias para restablecer la justicia y la comunión eclesial".

Con la reunión de esta tarde concluyó el último de los cuatro encuentros entre los 34 obispos de Chile y el Santo Padre en Roma, para tratar los casos de abusos sexuales en el país sudamericano.

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Según informó la Sala de Prensa de la Santa Sede, la reunión se desarrolló en la antesala del Aula Pablo VI y terminó a las 6:40 p.m. La serie de encuentros comenzaron el martes 15 de mayo y se enmarcan en un "periodo de discernimiento y encuentro fraternal".

En concreto, se profundizó en el informe elaborado por Mons. Charles Scicluna, luego de escuchar los testimonios que acusan a Mons. Barros, Obispo de Osorno, de haber encubierto los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima.

Al final del encuentro, el Papa entregó a cada obispo una carta en la que les agradece su asistencia para sostener juntos un "discernimiento franco frente a los graves hechos que han dañado la comunión eclesial y debilitado el trabajo de la Iglesia de Chile en los últimos años".

En ese sentido, agradeció también la "plena disponibilidad que cada uno ha manifestado para adherir y colaborar en todos aquellos cambios y resoluciones que tendremos que implementar en el corto, mediano y largo plazo, necesarias para restablecer la justicia y la comunión eclesial".

A continuación la carta completa del Papa Francisco:

A los Sres. Obispos de Chile

Queridos hermanos en el episcopado,

Les quiero agradecer que hayan acogido la invitación para que, juntos, hiciéramos un discernimiento franco frente a los graves hechos que han dañado la comunión eclesial y debilitado el trabajo de la Iglesia de Chile en los últimos años.

A la luz de estos acontecimientos dolorosos respecto a los abusos -de menores, de poder y de conciencia-, hemos profundizado en la gravedad de los mismos así como en las trágicas consecuencias que han tenido particularmente para las víctimas. A algunas de ellas yo mismo les he pedido perdón de corazón, al cual ustedes se han unido en una sola voluntad y con el firme propósito de reparar los daños causados.

Les agradezco la plena disponibilidad que cada uno ha manifestado para adherir y colaborar en todos aquellos cambios y resoluciones que tendremos que implementar en el corto, mediano y largo plazo, necesarias para restablecer la justicia y la comunión eclesial.

Después de estos días de oración y reflexión los envío a seguir construyendo una Iglesia profética, que sabe poner en el centro lo importante: el servicio a su Señor en el hambriento, en el preso, en el migrante, en el abusado.

Por favor, no se olviden de rezar por mí.

Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

Fraternalmente

FRANCISCO