11 de mayo de 2005 / 07:18 AM
Al meditar en su catequesis sobre el Himno de Adoración y Laudes, el Papa se refirió al libro del Apocalipsis como aquel libro “de juicio, de salvación y sobretodo de esperanza”.
“La historia –continuó– no está en manos de potencias oscuras, a la suerte o a las meras opciones humanas. Sobre el desencadenamiento de energías del mal, sobre el irrumpir vehemente de Satanás, sobre el emerger de tantos flagelos y males, se eleva el Señor, árbitro supremo del recorrido histórico”.
El Santo Padre destacó la voluntad de “reafirmar que Dios no es indiferente a los actos humanos, sino que penetra en ellos realizando sus ‘caminos’, es decir, sus proyectos y sus ‘obras’ eficaces”.