La organización feminista y abortista internacional “Católicas por el Derecho a Decidir” (CDD) ha abierto su primera filial en Chile y ya comenzó a confundir a la prensa presentándose como un grupo de creyentes que buscan cambios en la Iglesia.
Aunque el historial del polémico grupo –dirigido por la ex monja divorciada Frances Kissling- es ampliamente conocido y la razón de su existencia fue por muchos años buscar sin éxito la expulsión del Vaticano de las Naciones Unidas, su llegada a Chile ha causado cierto revuelo por el desconocimiento de sus verdaderos fines.
La CDD ha inaugurado una sede en pleno centro de Valparaíso, donde se presentan ante la comunidad como creyentes que desafían a la Iglesia, promoviendo el uso de preservativos, la píldora del día después y la legalización del aborto bajo el pretexto de que “la maternidad sea voluntaria”.