El Obispo de San Isidro, Mons. Gabriel Enrique Montero, conmovió a miles de costarricenses con el gesto de ayudar por cuatro horas en el traslado de los baños portátiles de los migrantes africanos a una zona de mejores condiciones sanitarias.

Mons. Montero medió entre el gobierno de Costa Rica y cientos de migrantes africanos que a mediados de abril entraron por la fuerza al país en camino hacia Estados Unidos.

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Según informó la diócesis en su sitio web, gracias a la labor de este obispo el gobierno se comprometió a emitir los documentos necesarios para que los migrantes puedan seguir su marcha.

Los 400 migrantes, incluyendo mujeres embarazadas y niños, vivían entre toldos y cartones. Incluso muchos contrajeron enfermedades respiratorias y gastrointestinales.

El Obispo de San Isidro visitó cada uno de los toldos para convencer a los migrantes de trasladarse a los albergues para refugiados y les prometió velar por los acuerdos.

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