En la multitudinaria Misa celebrada en la explanada del Santuario de Lourdes, el Papa Juan Pablo II lanzó este domingo un urgente llamamiento a hombres y mujeres a defender la vida como “un don sagrado del que nadie puede apropiarse”.
Ante millares de fieles, muchos de ellos peregrinos enfermos que lo alentaban constantemente, el Pontífice comenzó recordando la ocasión de su visita, el 150° Aniversario de la solemne definición del dogma de la Inmaculada Concepción y dijo que he deseado vivamente cumplir esta peregrinación a Lourdes, para recordar un evento que sigue dando gloria a la Trinidad una e indivisible”.
Visiblemente cansado, al punto que en un momento en la Misa se le escuchó decir en polaco “pomorzie mi”, es decir, “ayúdenme”, el Santo Padre saludó “con especial afecto a vosotros, queridísimos enfermos, que habéis venido a este lugar bendito a buscar reposo y esperanza. ¡La Virgen Santa os haga sentir su presencia y os de consuelo a vuestros corazones!