El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, afirmó que el Año Santo de la Misericordia que se inició el 8 de diciembre será un año de gran perdón "para toda la humanidad, no sólo para la Iglesia", una oportunidad para amar sin medida y para amar hasta perdonar a los enemigos.
La puerta santa de la catedral de Córdoba (España) se abrió el domingo 13 de diciembre en una celebración solemne. Según explica Mons. Fernández, "la misericordia es un atributo divino", "pero en Jesucristo, Dios nos ha amado hasta el extremo".
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"La medida de la misericordia de Dios nos la da el amor de Cristo, que ha cambiado el rumbo de la historia de la humanidad", asegura el Prelado y precisa que "no se trata sólo de amar, sino de amar sin medida y de amar hasta perdonar a los enemigos, de amar hasta transformar el corazón endurecido del hombre". "Un amor así es capaz de ablandar hasta las piedras", precisó en su última carta semanal.
"Nuestro mundo contemporáneo necesita la misericordia", afirmó el Prelado por eso aseguró que la celebración de este año jubilar "supondrá un bien para toda la humanidad". Ante el profundo desequilibrio que afronta el mundo, se necesita "una sobredosis de amor" y "el perdón que lo restaure".
"Necesitamos mirar a Cristo, el único salvador de todos los hombres, y acoger su amor, que rompe todas las barreras y nos hace hermanos, cumpliendo toda justicia", apunta el Prelado.
Según explica Mons. Fernández, el amor de Cristo "es capaz de compensar los muchos desamores de toda persona humana para con Dios y de los humanos entre sí", por eso destaca la importancia del Año de la misericordia porque hará presente "la memoria de este amor, capaz de transformar el mundo".
Además el Obispo también anima en la carta a "acudir al sacramento del perdón, fuente continua de misericordia". El Prelado asegura que durante este tiempo especial los sacerdotes estarán "más disponibles para administrar este sacramento".
Como complemento al perdón recibido en el sacramento están las indulgencias que el Obispo asegura que son "abundantes en este Año de la misericordia, pues la Iglesia madre quiere ayudarnos a restaurar la imagen de Dios en nosotros distorsionada por nuestros pecados".
En este Año Jubilar son especialmente importantes las obras de misericordia que son un ejercicio de nuestro corazón para alcanzar la misericordia que deseamos. El Prelado recuerda que son siete obras de misericordia corporales y siete espirituales.
Las corporales son: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos.
Las obras de misericordia espirituales son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, rogar a Dios por los vivos y los difuntos.
El Papa Francisco inauguró el Jubileo o Año Santo de la Misericordia el 8 de diciembre de 2015 en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María al abrir, acompañado de Benedicto XVI, la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro.
Este Jubileo concluirá el 20 de noviembre de 2016, en la Solemnidad de Cristo Rey.
Durante este año los fieles podrán obtener la indulgencia plenaria haciendo una peregrinación hacia la Puerta Santa que cada obispo haya designado en su respectiva diócesis además de cumplir los requisitos generales (ver aquí).
Para leer la carta completa: http://www.diocesisdecordoba.com/carta-semanal-obispo/el-ano-de-la-misericordia/
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- ACI Prensa (@aciprensa) diciembre 10, 2015