"Ese día nos condenaron", aseguró al diario italiano Avvenire, Ashiq Masih, el esposo de Asia Bibi, refiriéndose a la fecha en la que ella fue acusada falsamente de blasfemia contra el Islam en Pakistán.
En 2009 Asia Bibi trabajaba recogiendo frutas junto a otras mujeres musulmanas. En una ocasión fue al pozo local para tomar un poco de agua, y esto hizo que sus compañeras la acusaran de haber hecho impura el agua para el resto de trabajadores por su condición de cristiana. Al año siguiente fue condenada a morir bajo la ley de blasfemia.
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Mientras Asia era encarcelada, su esposo e hijos se vieron "obligados a huir de nuestra aldea en el Punjab (Pakistán) porque la familia es considerada blasfema y nos mudamos a la ciudad de Lahore".
Luego de que el Tribunal Supremo de Pakistán aceptara recientemente la apelación contra la sentencia de muerte para Asia Bibi, la tensión entre los extremistas musulmanes ha aumentado hasta el punto de que han hecho circular una foto de Ashiq para evitar que consiga empleo.
Actualmente Ashiq Masih vive junto a tres de sus hijas, en una escuela de la Fundación Educación Renacentista de Lahore. Sus otros dos hijos varones están ocultos en un lugar protegido.
Ashiq asegura que "es malo salir solo después del atardecer, cuando hay pocas personas", y evita "hablar con gente desconocida" y tener amigos. Esto vale "especialmente para las niñas, que están conmigo".
Sus hijas, lamenta, "son jóvenes, sufren tanta soledad. No podemos, sin embargo, quejarnos. Asia está mucho peor de lo que estamos nosotros: está encerrada en una celda por más de cinco años. Tenemos que ser fuertes para ella".
Mientras tanto, el abogado de Asia Bibi, Khalil Tahrir, es optimista sobre su posible liberación, y asegura que no existen pruebas del delito de blasfemia por el que fue condenada.