El Arzobispo de París (Francia), Cardenal André Vingt-Trois, exhortó a los católicos franceses a comprometerse con la familia y la juventud, un día antes de la multitudinaria marcha que congregó a más de un millón de personas que protestaron por la ley del gobierno socialista de Francois Hollande que aprobó las uniones homosexuales y la adopción de menores por parte de estas parejas.
Un día antes de la marcha del domingo 26 de mayo, el Purpurado francés pidió a los participantes que, a ejemplo de ocasiones anteriores, se "abstengan de todo acto de violencia no sólo en acciones, sino también en palabras. Yo les pido que sean testigos de la paz y la vida".
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La semana pasada, el 18 de mayo, el Cardenal dijo a Radio Notre Dame que los cristianos tienen la potestad de "expresar su opinión. Ellos tienen el derecho a tener una opinión diferente a la de los promotores de la ley" del mal llamado "matrimonio" gay.
El Arzobispo dijo además que es necesario, de parte de todos, un "trabajo profundo sobre la calidad de la vida familiar, en la reflexión acerca del matrimonio y la educación emocional de los jóvenes".
Por su parte, el Obispo de la Diócesis de Bayona, Lescar y Oloron, Mons. Marc Aillet, en un mensaje escrito el 23 de mayo y publicado en el sitio web de la diócesis, resaltó que "la ola de oposición al matrimonio y la adopción para todos ha aumentado constantemente desde que el Cardenal André Vingt-Trois instó a los católicos a rezar por Francia el matrimonio y la familia, el 15 de agosto".
Monseñor Aillet recordó que "jamás los franceses movilizaron" más de un millón de personas en las marchas pasadas, así como en "los diversos eventos y múltiples manifestaciones casi a diario".
El Prelado dijo que "todas las generaciones se han visto comprometidos en la misma lucha: abuelos, padres, hijos... pero también muchos jóvenes de la generación de las JMJ cuyo compromiso es particularmente notable".
"Son las familias que salieron a las calles para defender a la familia, frente a los responsables políticos - con el objetivo- de defender el 'bien común' de la sociedad".
Este bien común, señaló el Obispo, " es algo más que la suma de los bienes individuales que ponen a los individuos y grupos compiten y causan divisiones con la demanda de la minoría ?La manifestación 'solicita la retirada o revocación de una ley injusta y perjudicial no sólo para los intereses del niño'.
Indicó asimismo que "la continuación del movimiento de oposición es totalmente legítima, no sólo porque es legítimo pedir la derogación de una ley que sea contraria a la conciencia".
El Prelado recordó además que "la oración sigue siendo el arma principal de nuestra lucha, como ya he escrito pidiendo a rezar el rosario durante el mes de María. "El cristiano que reza no pretende cambiar los planes de Dios o corregir lo que Dios ha previsto".