En sus palabras previas al rezo del primer Ángelus de 2013, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI señaló que Jesús, el Verbo de Dios hecho carne, “vino para traer a los hombres una paz que el mundo no puede dar”.

Por ello, señaló el Santo Padre, “ocho días después de Navidad, cuando la Iglesia, como la Virgen Madre María, muestra al mundo a Jesús recién nacido, Príncipe de la Paz, celebramos la Jornada Mundial de la Paz”.

“Como la luz y el calor del sol, son una bendición para la tierra, así la luz de Dios lo es para la humanidad, cuando Él hace brillar sobre ella su rostro. Y esto sucedió con el nacimiento de Jesucristo”.

El Papa señaló que “Dios ha hecho resplandecer para nosotros su rostro: al inicio en modo muy humilde, escondido –en Belén solamente María y José y algunos pastores fueron testigos de esta revelación-; pero poco a poco, como el sol que del alba llega al mediodía, la luz de Cristo ha crecido y se ha difundido en todas partes”.

“Desde el breve tiempo de su vida terrena, Jesús de Nazaret hizo resplandecer el rostro de Dios sobre la Tierra Santa; y luego, mediante la Iglesia animada por su Espíritu, extendió a todas las gentes el Evangelio de la paz”.

“‘¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!’. Este es el canto de los ángeles en Navidad, y es el canto de los cristianos bajo cada cielo; un canto que desde los corazones y los labios pasa mediante gestos concretos, en las acciones del amor que construyen diálogo, comprensión y reconciliación”.

El Papa subrayó que cuando Jesús proclamaba las Bienaventuranzas a orillas del lago de Galilea, “entre estas está también ‘Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios’”.

“¿Quiénes son los que trabajan por la paz? Son todos aquellos que, día a día, buscan de vencer el mal con el bien, con la fuerza de la verdad, con las armas de la oración y del perdón, con el trabajo honesto y bien hecho, con la búsqueda científica al servicio de la vida, con las obras de misericordia corporal y espiritual”.

Benedicto XVI indicó que quienes “trabajan por la paz son muchos, pero no hacen ruido. Como levadura en la masa, hacen crecer a la humanidad según el diseño de Dios”.

El Papa señaló que “en este primer Angelus del nuevo año, pedimos a María Santísima Madre de Dios, que nos bendiga, como la madre bendice a sus hijos que deben partir de viaje”.

“Un nuevo año es como un viaje: que con la luz y la gracia de Dios, pueda ser un camino de paz para cada hombre y cada familia, para cada País y para el mundo entero”, concluyó.