El Arzobispo de Caracas (Venezuela), Cardenal Jorge Urosa Savino, expresó en su mensaje de saludo por el nuevo año 2013, que los cristianos “estamos llamados a reafirmar nuestra fe aún en medio de una sociedad secularista”.

Esta sociedad, explicó el Cardenal Urosa, es “indiferente y a menudo contraria a la mera idea de Dios”.

“No es cualquier cosa ser discípulos de Jesucristo, el Divino Maestro, en un mundo donde proliferan toda clase de consejas, falsas religiones, y corrientes esotéricas, animistas o paganas”, señaló.

El Arzobispo de Caracas también se refirió a la “incertidumbre sobre la salud del Presidente Hugo Chávez”, ante la cual subrayó que “es preciso que todos mantengamos y defendamos las normas constitucionales que regulan la materia de una eventual ausencia temporal o absoluta del Presidente”.

A continuación, ACI Prensa reproduce el texto completo del mensaje del Arzobispo de Caracas:

Queridos hermanos: Al iniciar un nuevo año compartimos grandes anhelos de felicidad, que expresamos en el cordialísimo saludo de ¡Feliz Año! Pues bien, Dios nos ofrece a cada uno de nosotros la oportunidad de alcanzar esos anhelos, y Jesús, Dios hecho hombre, nos ha mostrado el camino de la felicidad: vivir de acuerdo a la Palabra de Dios (Lc 11, 28). Para ser felices en este nuevo año y siempre, sigamos a Jesús, nuestro divino Salvador.

El año 2013 es especial para nosotros, los católicos: El Papa Benedicto XVI nos ha invitado a celebrar un Año de la Fe. En efecto, el Santo Padre nos exhorta a conocer mejor nuestra santa Religión, a profundizar nuestra fe, a renovarla y vivir de acuerdo a ella, a celebrarla y comunicarla a nuestros hermanos.

El Papa nos invita a crecer en nuestra vivencia de la Fe cristiana, eso don maravilloso de Dios por el cual sabemos que El existe, nos ama y está con nosotros, que estamos llamados a vivir unidos a Jesucristo, y a vivir eternamente felices con El en el cielo.

Ser católicos en un mundo secularizado

Al iniciar, pues, este año 2013, valoremos el don de haber recibido en el Bautismo la luz esplendorosa de la fe, y de profesar nuestra Santa Religión Católica, para vivir de acuerdo a ella. Como los pastores en Belén y los reyes magos, nosotros hemos visto la luz admirable de Cristo que ilumina nuestras vidas, y nos permite avanzar hacia la plena felicidad en la unión con Dios en la tierra, y en la vida eterna.

Los cristianos estamos llamados a reafirmar nuestra fe aún en medio de una sociedad secularista, es decir, indiferente y a menudo contraria a la mera idea de Dios. Y estamos llamados a practicar la fe, es decir, vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, cumpliendo sus Mandamientos, a pesar del relativismo moral que nos rodea.

Por eso es importante que valoremos y vivamos de acuerdo a nuestra gloriosa identidad católica de hijos de Dios, discípulos de Jesucristo, y miembros de nuestra santa Iglesia Católica. No es cualquier cosa ser hijos de Dios, elevados en el Bautismo a esa dignidad por el Espíritu Santo. No es cualquier cosa ser discípulos de Jesucristo, el Divino Maestro, en un mundo donde proliferan toda clase de consejas, falsas religiones, y corrientes esotéricas, animistas o paganas.

Es maravilloso pertenecer a nuestra santa Iglesia Católica, el pueblo de Dios, que tiene por cabeza a Cristo, con quien entramos en contacto especialmente en los sacramentos, guiados por el Espíritu de Dios a través del Papa y los Obispos de la Iglesia, animados por una pléyade innumerable de santos, bajo la maternal protección de la Virgen María.

Los invito, pues, a valorar nuestra identidad católica, independientemente de nuestra nacionalidad o raza, de nuestra edad y condición social, de nuestras simpatías políticas. A través de la Iglesia, Dios nos hace hermanos, nos lleva a la unidad y nos ayuda a ser constructores de la paz (Mt 5,9).

Retos sociales de la fe: seguridad y convivencia social

Ser católicos es una gran dicha pero también implica grandes retos. Por eso es importante en este nuevo año que nos acerquemos cada vez más a El, para buscar su ayuda en la práctica religiosa, especialmente en la Santa Misa dominical.

Hablando de retos de la fe es preciso recordar algo muy importante: vivir nuestra fe exige luchar contra la violencia, que tantos estragos está haciendo entre nosotros. En primer lugar, la violencia latente en nuestros corazones, que debemos dominar y controlar permanentemente. Pero la violencia se convierte en delito y en inseguridad, que causa tanto dolor y temor en nuestra Ciudad de Caracas.

Por ello es preciso insistir en la obligación constitucional de resguardar la seguridad personal y patrimonial de todos los venezolanos que tienen las autoridades de los poderes públicos. En este sentido, apoyamos todas las iniciativas legítimas, tanto de los poderes del Estado como de organizaciones no gubernamentales, para combatir la violencia y las fuentes de la misma.

Como católicos, nuestra fe nos exige también promover la fraterna convivencia social, y esta obligación es mayor para quienes están constituidos en autoridad. En este contexto, ante la incertidumbre sobre la salud del Presidente Hugo Chávez, es preciso que todos mantengamos y defendamos las normas constitucionales que regulan la materia de una eventual ausencia temporal o absoluta del Presidente.

No podemos aceptar otros caminos, que sumirían al país en la inestabilidad y violarían los derechos de los venezolanos. Además, el nuevo período constitucional, en el País y en cada región, debe ser de serenidad, de respeto a los derechos constitucionales de todos, sin medidas que provoquen zozobra y angustia, sin exclusión de quienes se consideren adversarios políticos.

Conclusión:

Mis queridos hermanos: ¡Feliz año¡! Feliz Año de la Fe para todos los católicos de nuestra Arquidiócesis! Promovamos la felicidad propia y de los demás. Oremos y trabajemos por los más débiles, por los pobres, por los enfermos, en particular por el Presidente de la República.

Oremos también por los presos y en particular por los presos políticos, para quienes nuevamente solicitamos medidas de gracia. Que cada uno de nosotros sea un esforzado y activo constructor de la paz.

Acojámonos al amparo y protección de María, Madre de Dios, cuya solemnidad celebraremos este 1 de Enero. Que ella proteja a Venezuela para que vivamos en paz, para que practiquemos nuestra fe, y para que el país marche con estabilidad y bienestar para todos y cada uno de los venezolanos. Que el Señor nos conceda un año muy feliz.