El profesor Ivano Dionigi, designado por el Papa Benedicto XVI como presidente de la nueva Pontificia Academia de Latinidad, afirma que su labor servirá para dar respuestas a las generaciones del futuro, ante cualquier duda que pueda surgir sobre su fe.

El pasado miércoles 21 de noviembre, el Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Cardenal Gianfranco Ravasi, y el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, presentaron desde el Palacio San Pío X del Vaticano, la nueva Academia de Latinidad.

Para instituir el nuevo organismo, el pasado 10 de noviembre, el Papa Benedicto XVI emitió la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Latina Lingua”. Su objetivo es promover y valorar la lengua y la cultura latina.

El 22 de noviembre, el Prof. Dionigi, quien es Rector Magnífico del Alma Mater Studiorum (la Universidad de Bolonia), explicó en entrevista con ACI Prensa/EWTN Noticias, que aunque los textos clásicos son siempre los mismos, cada era tiene sus preguntas, y conocer el latín, ayudará a dar respuesta a nuestra fe, sea cual sea la época.

“El texto es siempre el mismo, latín y griego, pero las respuestas son distintas, y es necesario conocer bien la lengua para responder estas preguntas. Por el contrario, estamos en riesgo de hacer discursos sin sentido”, expresó.

La Academia de Latinidad dependerá del Pontificio Consejo de la Cultura, y estará conformada por un máximo de 50 miembros -académicos y estudiosos en la materia-, nombrados por el Secretario de Estado Vaticano, mientras que el nombramiento del presidente y el secretario, corresponderá al Papa.

Al instituir la academia, Benedicto XVI dijo que desde Pentecostés, la Iglesia ha hablado y orado en todas las lenguas de los hombres, y sin embargo, las comunidades cristianas de los primeros siglos usaron ampliamente el griego y el latín, para la comunicación universal del mundo en el que vivían. Gracias a ello, portando así a las nuevas generaciones la Palabra de Cristo.

El Prof. Dionigi expresó que es importante que el latín sea hondamente conocido especialmente en las escuelas y universidades religiosas, de modo de poder “crear un lazo entre estas disciplinas de la historia, de las lenguas modernas, con la lengua latina”, y “ver las zonas donde confinan, donde se emparentan”.

“El latín no es un fin, sino un medio para otras disciplinas”, recuerda.
Para Dionigi, el latín es una lengua en riesgo de desaparecer, una lengua de pocos, con el riesgo además de parecer un fenómeno más ideológico que cultural, como un estado símbolo de los conservadores, y por tanto “es necesario dinamitar este prejuicio”.

Ante todo “es necesario restaurar esta lengua en los institutos religiosos y en los seminarios, porque es impensable que aquellos que acceden al grado sacerdotal, para los estudios de ética, de teología…”, observó.

“El gran trabajo para esta academia pontificia, será relacionar el Vaticano con el mundo laico, y en particular con las universidades”, concluyó.

Esta nueva entidad enriquecerá el número de academias en la Santa Sede. Hasta el momento, las academias pontificias del Vaticano se dedican a la ciencias, las ciencias sociales, la defensa de la vida, Santo Tomás de Aquino, la teología, el dogma mariano de la Inmaculada, la Virgen María, las bellas artes, la arqueología, la antigüedad sacra y la eclesiástica -dedicada a formar a diplomáticos que trabajarán en las Nunciaturas y en la Secretaría de Estado-.

En su carta de institución de la nueva academia, el Papa indicó también que tras la caída del Imperio Romano de Occidente, la Iglesia debe conservar el latín y promoverlo para la perpetuar la formación y transmisión del saber.