Ante el proyecto de ley que instauraría en Francia el matrimonio entre personas del mismo sexo, el Obispo de Ajaccio, Mons. Olivier de Germany, señaló que el matrimonio homosexual destruye el fundamento de la sociedad que se asienta en la familia y su bien más preciado, los hijos.

Según informó Radio Vaticana, Mons. de Germany explicó a través del sitio web de su diócesis, que "legalizar el matrimonio homosexual significa destruir uno de los pilares fundamentales de la sociedad, es decir la familia".

Al referirse de manera particular, al proyecto de ley que actualmente se discute en Francia para la legalización en el año 2013 de las uniones homosexuales, Mons. De Germany recordó que “estas ideologías, conducen a la disgregación de la familia y ahora apuntan a la destrucción de la persona misma. En ambos casos, la sociedad en su complejidad se desintegra”.

El Prelado deploró cómo el relativismo en el mundo “ha deteriorado la evidencia según la cual el matrimonio natural pertenece a un hombre y una mujer”, y recordó que una unión duradera entre un hombre y una mujer para fundar una familia está profundamente grabada en la naturaleza misma del ser humano".

En este sentido, indicó que “si el estado está habilitado a legislar sobre el matrimonio del cual nacen los hijos, la base de la sociedad, no puede conceder un estatus jurídico equivalente a un tipo de unión que, por su naturaleza, es estéril, y entra en el campo de la elección privada”.

El Prelado recordó que no aprobar el matrimonio homosexual “no significa ser homófobo, acusación que siempre recae sobre los católicos”, sino que “eso que se debe contestar es el hecho de que las parejas homosexuales sean presentados al estado como un modelo social a la misma altura de las parejas casadas”.

El Prelado señaló que son diversas las propuestas que minarían a la familia de aprobarse el matrimonio entre personas del mismo sexo, como el permiso de adopción para parejas homosexuales, sobre el que ya se está elaborando un proyecto de ley, así como la ideología de género, que no basa las diferencias sexuales sobre los aspectos biológicos, sino sobre la elección personal del individuo.

El Prelado animó a los católicos a no desanimarse en la defensa de la familia, movilizándose no solo “denunciando tales ideologías, sino también, anunciando la Buena Nueva”, es decir, que “es posible amar en la verdad que en la verdad, que existe la belleza de la sexualidad y del matrimonio vividos con la gracia del Espíritu Santo, en conformidad con el proyecto de Dios”.

Finalmente, Mons. de Germany, afirmó que es necesario “ayudar a los niños y a los jóvenes a identificar y a desarrollar su potencial y descartar las confrontaciones del amor que vienen propuestas a menudo”, para “dar un gran servicio para el bien de toda la humanidad”.