En su discurso previo al rezo del Regina Caeli, ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI afirmó que el Espíritu Santo , al irrumpir en la historia de la humanidad "vence la aridez, abre los corazones a la esperanza, anima y favorece en nosotros la madurez interior en la relación con Dios y con el prójimo".

El Santo Padre señaló que "el Espíritu, que 'ha hablado por medio de los profetas', con los dones de la sabiduría y de la ciencia sigue inspirando a las mujeres y a los hombres que se empeñan en la búsqueda de la verdad, proponiendo vías originales de conocimiento y de profundización del misterio de Dios, del hombre y del mundo".

Benedicto XVI también expresó su alegría por anunciar que el 7 de octubre de 2012, al inicio de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, proclamará como Doctores de la Iglesia a San Juan de Ávila y a Santa Hildegarda de Bingen.

El Papa explicó que si bien ambos testigos de la fe vivieron en periodos históricos muy diferentes, "la santidad de la vida y la profundidad de la doctrina los hacen perennemente actuales. En efecto, la gracia del Espíritu Santo, los proyectó hacia esa experiencia de penetrante comprensión de la revelación divina y de diálogo inteligente con el mundo que constituyen el horizonte permanente de la vida y de la acción de la Iglesia".

"Hildegarda fue monja benedictina en el corazón del Medioevo alemán, auténtica maestra de teología y profunda estudiosa de las ciencias naturales y de la música. Juan, sacerdote diocesano en los años del renacimiento español, participó en el afán de la renovación cultural y religiosa de la Iglesia y de la coordinación en los albores de la modernidad", indicó el Santo Padre.

Al concluir su discurso, Benedicto XVI invocó la intercesión de Santa María, para que "obtenga que la Iglesia sea animada poderosamente por el Espíritu Santo, para testimoniar a Cristo con franqueza evangélica y para que se abra cada vez más a la plenitud de la verdad".