El corazón de María simboliza el amor de Cristo por su Iglesia

El corazón de María simboliza el amor de Cristo por su Iglesia

"En el misterio de María se expresa, de manera maravillosamente privilegiada y única (…) el amor de Cristo por su Iglesia", afirma el jesuita Bertrand de Margerie en uno de los textos recogidos por la Enciclopedia Católica sobre el Corazón de María y que ACI Prensa pone a su disposición por el Año de la Fe.

En el texto "María, signo de la caridad cristiana", el religioso –que falleció en 2003-, afirmó que los misterios y todo lo que rodea a la Madre de Dios, "en la economía de la salvación", expresan la ardiente caridad de su corazón por la humanidad.

Añadió que esto invita a considerar "al Corazón de María como corazón maternal de la Iglesia", pues simboliza "un amor que es, a la vez creado, redimido y corredentor, humano y sobrenatural, inmaculado, virginal, nupcial, maternal y glorificado frente a las Personas divinas, angélicas y humanas".

"¿Cuál amor humano, totalmente y exclusivamente humano, ha sido a la vez inmaculado y rescatado, virginal y nupcial, virginal y maternal? ¿Cuál otro amor puramente humano ha sido elevado a los confines de la unión hipostática?", preguntó el religioso.

Así, explicó que la Iglesia afirma que el Corazón de María es Inmaculado porque desde el primer instante de su existencia fue "preservado de todos los gérmenes de odio demoníaco o de rebelión", e "invadido por el don infuso del amor sobrenatural" que permitió que "su primer acto de libertad, opción decisiva respecto del fin último fue un acto de puro amor y de perfecto consentimiento a la gracia que obraba en ella".

Citando a San Pío X, el sacerdote jesuita añadió que "si la Virgen fue liberada del pecado original fue porque ella debía ser la Madre de Cristo: ahora bien; ella fue Madre de Cristo con el fin de que nuestras almas pudiesen revivir a la esperanza de los bienes eternos".

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Bertrand de Margerie dijo que la Iglesia honra este acto de amor de la Virgen, que fue "suscitado y obtenido por la gracia divina, formado por la caridad infusa y creada que el Espíritu Santo derrama en los corazones".

Finalmente, dijo que una muestra de esto es la exclamación de San Juan Damasceno: "En la presciencia de tu dignidad, el Dios del universo te amaba; como te amaba te predestinó, y en los últimos tiempos te llamó a la existencia y te estableció madre, para engendrar un Dios y nutrir su propio Hijo y su Verbo (...). Tendrás una vida superior a la naturaleza. Porque tú no la tendrás sólo por ti; ya que no fue por ti solamente por quien naciste. Lo harás, también, por Dios: por Él viniste a la vida; por El servirás a la salvación universal, para que el antiguo designio de Dios - la Encarnación del Verbo y nuestra divinización - por ti se cumpla...Corazón puro y sin mancha, que contempla y desea al Dios sin mancha".

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