En su habitual Audiencia General de los miércoles, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre el final de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que coincide con la celebración de la Fiesta de la Conversión de San Pablo y afirmó que ésta es “la prueba de que, en definitiva, es Dios mismo quien decide sobre la suerte de su Iglesia”.
Al final de la audiencia, Benedicto XVI saludó en diversos idiomas a los peregrinos presentes en el Aula Pablo VI y hablando en polaco dijo que “la conversión, cerca de Damasco, del Apóstol de los gentiles, es la prueba de que, en definitiva, es Dios mismo quien decide sobre la suerte de su Iglesia. Invoquémoslo para obtener la gracia de la unidad, la cual exige también nuestra conversión personal, permaneciendo fieles a la verdad y al amor de Dios”.
En su catequesis semanal, el Papa meditó sobre la oración sacerdotal de Cristo durante la Última Cena, presentada en el capítulo 17 del Evangelio de San Juan. El Papa afirmó que, para comprender esta oración “en su extrema riqueza”, es preciso situarla en el contexto de la fiesta hebraica de la expiación, el Yom kippúr, en la que el Sumo Sacerdote realiza la expiación primero por él mismo, luego por la clase sacerdotal y finalmente por toda la comunidad.