El Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Cardenal Ennio Antonelli, destacó la vocación misionera de la familia, que está llamada "a vivir, irradiar y manifestar en el mundo el amor y la presencia de Cristo".

El Purpurado hizo esta afirmación durante la presentación de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, que se celebrará del 29 de noviembre al 1 de diciembre en el Vaticano con motivo del 30° aniversario de la Exhortación Apostólica "Familiaris consortio" y de la creación del dicasterio.

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La familia, afirmó, está llamada "a convertirse en un gran signo de credibilidad del Evangelio mediante el servicio recíproco, la procreación generosa y responsable, el cuidado y la educación de los hijos, el esfuerzo en el trabajo, la atención a los pobres y necesitados, la oración en casa, la participación en la misa y en las actividades eclesiales, y el compromiso en la sociedad civil".

Por su parte, el secretario del dicasterio, Mons. Jean Laffitte, recordó que en la "Familiaris Consortio" el Beato Juan Pablo II advertía de "la necesidad de ayudar a la sociedad de los hombres a redescubrir los verdaderos valores de la familia en un tiempo de crisis moral".

Dijo que para Juan Pablo II no era posible considerar la familia sin relación al amor conyugal. Por ello, lamentó que las leyes estén legitimando "modelos alternativos de familia que la separan de su raíz más profunda, esto es, el amor de un hombre y una mujer ligados por una unión indisoluble".

El Prelado pidió recobrar la conciencia "de la santidad del matrimonio cristiano. Hoy, más que nunca, la pastoral conyugal y familiar exige una preparación seria y profunda".