Al presidir este domingo el habitual rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI alentó a los fieles a ser obreros humildes y generosos, como San Pablo, que transformen el mundo con el amor, con la Buena Noticia del Evangelio.
En su meditación en Castel Gandolfo y ante miles de fieles presentes, el Papa se refirió a la primera lectura de la liturgia de hoy, en la que San Pablo escribe a los Filipenses, a quienes escribe desde la cárcel que "para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Fil 1,21).
Benedicto XVI explica que esta aproximación del Apóstol de Gentes "es un nuevo sentido de la vida, de la existencia humana que consiste en la comunión con Jesucristo viviente; no sólo con un personaje histórico, un maestro de sabiduría, un líder religioso, sino con un hombre en el que habita personalmente Dios".