En su discurso al nuevo embajador de Ecuador ante la Santa Sede, Luis Dositeo Latorre Tapia, quien presentó sus cartas credenciales, el Papa Benedicto XVI alentó a promover su patrimonio espiritual católico, a proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural, a defender la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer; y a promover una reforma educativa orientada al conocimiento de la verdad reconociendo el importante rol de la Iglesia Católica en este campo.
El Papa comenzó su discurso recordando la visita que hiciera en 1978 como "Enviado Extraordinario de mi venerado Predecesor, el Papa Juan Pablo I, al III Congreso Mariano Nacional del Ecuador", país en el que "la Palabra de Cristo fue esparcida con generosidad y floreció esplendorosamente". Los santos de esta tierra, agregó, resaltan "cuántos beneficios puede aportar la fe católica a la promoción de todas aquellas iniciativas que dignifican a la persona y perfeccionan la sociedad. Tal ha sido el norte al que ha mirado y mira en todo momento la Iglesia en vuestro País".
Benedicto XVI precisó que al cumplir su misión específica, la Iglesia "no busca privilegio alguno; sólo quiere incrementar cuanto contribuya al desarrollo integral de las personas. En este sentido, la comunidad eclesial (…) goza también cuando se ve favorecida la concordia social, por lo que secunda el esfuerzo que las Autoridades ecuatorianas vienen llevando a cabo en estos últimos años para redescubrir los cimientos de la propia convivencia democrática, fortalecer el Estado de derecho y dar nueva pujanza a la solidaridad y la fraternidad".