Al presidir este mediodía (hora local) el rezo del Ángelus dominical en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI explicó a partir del Evangelio de hoy que hacer depender la vida de realidades pasajeras como el poder, el placer y los bienes materiales es una necedad, ante lo que se impone la adquisición de un "corazón sabio" que mire las realidades eternas a ejemplo de los santos.
Tras recordar a algunos de los santos a quienes la Iglesia recuerda en estos días como San Ignacio de Loyola, San Alfonso María de Ligorio, San Juan María Vianney y San Eusebio, el Papa explicó que estos santos tuvieron en común que siempre se esforzaron "por salvar las almas y servir a la Iglesia con los respectivos carismas, contribuyendo a renovarla y enriquecerla".
"Estos hombres han adquirido un ‘corazón sabio’, acumulado aquello que no se corrompe y descartando lo que es irremediablemente mutable en el tiempo: el poder, la riqueza y los efímeros placeres. Eligiendo a Dios han poseído toda cosa necesaria, pregustando desde la vida terrena la eternidad".