19 de mayo de 2010 / 03:14 AM
El Arzobispo Mauro Piacenza, Secretario de la Congregación para el Clero, explicó que el celibato, vivido durante toda su vida por Cristo y al que están llamados los que consagran su vida en la Iglesia, sirve "para significar la total dedicación al servicio de Dios y los hombres".
En entrevista concedida a L’Osservatore Romano en la que también dio a conocer algunos de los eventos para la clausura del Año Sacerdotal en junio, el Prelado vaticano recordó que el estado de virginidad de Cristo "se une en plena armonía en su misión de mediador entre el Cielo y la tierra, y la de eterno sacerdote. El hijo de Dios ha asumido el cuerpo humano y se ha confiado totalmente al Padre, dándole el amor total y exclusivo del propio corazón. (…) La virginidad es parte de su propia esencia".
"Cristo es la virginidad misma y por lo tanto es modelo de ella. El Salvador predijo que en la tierra no faltarían los testimonios de su virginidad. Ciertamente existen múltiples razones de conveniencia del celibato, ya sea con el perfil histórico o bíblico, o ya sea en el espiritual o pastoral, sin embargo es fundamental adherirse a la fuente de todo. Cristo mismo".