8 de diciembre de 2008 / 08:38 AM
El Papa Benedicto XVI presidió el rezo del Ángelus en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María y aseguró que en ella “contemplamos el reflejo de la Belleza que salva el mundo: la belleza de Dios que resplandece en el rostro de Cristo”.
Ante miles de peregrinos que llegaron hasta la Plaza de San Pedro, el Santo Padre precisó que en María “esta belleza es totalmente pura, humilde, libre de toda soberbia y presunción”. Recordó que así es como la Virgen se mostró a Santa Bernadette en Lourdes, cuando le dijo “Yo soy la Inmaculada Concepción”, y como es hoy venerada en santuarios de todo el mundo.
El Papa explicó que la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María recuerda dos verdades de la fe: la existencia del pecado original, y sobre todo la victoria de Cristo sobre el mal. Una victoria que resplandece de forma sublime en María Santísima.